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La participación al poder: cuando el pueblo escribió el país que quería

Artes Visuales, Noticias

La muestra La participación al poder, inaugurada en el Centro Cultural Kirchner, expone algunas de las miles de cartas que fueron escritas en 1951 por pedido de Juan Domingo Perón para aportar al Segundo Plan Quinquenal. Ahora, reinterpretadas por artistas, permiten abrir una puerta a esa experiencia inédita de democracia participativa. Por Marco Teruggi


“Respondiendo a mi deseo de conocer lo que el pueblo argentino necesita, hago un llamado a todos los argentinos de bien para que remitan a la Presidencia de la República sus petitorios e inquietudes a fin de que el Segundo Plan Quinquenal sea el plan de todos y para todos”. Con estas palabras, el entonces presidente Juan Domingo Perón convocaba al pueblo a ser parte de la construcción colectiva del país.

Era 1951, ya había transcurrido el Primer Plan Quinquenal, Perón llevaba cinco años al frente de la Presidencia y quedaban cuatro más antes de que fuera derrocado por un golpe de Estado. “Toda la correspondencia debe ser dirigida a la calle 25 de Mayo 11, Capital Federal”, explicaba Perón, quien invitaba a que cada persona u organización enviara en una carta su propuesta para el proyecto nacional que entonces presidía, acompañado por Eva Perón.

Llegaron cerca de setenta mil cartas entre 1951 y 1952. Cada una fue leída, clasificada, hecha expediente, remitida al ministerio correspondiente, respondida con un sí o un no. El Estado escuchó, anotó, incorporó o descartó dentro de una catarata de ideas de miles que volcaron pedidos con un fin colectivo: natatorios para escuelas, rutas, diques, universidades, plazas para juegos infantiles, policlínicos, ciudades del futuro, monumentos, tierras para campesinos, sistemas de comunicación.

Muchas obras fueron terminadas por el gobierno de Perón, otras inconclusas o abandonadas por el golpe de Estado que truncó el Plan Quinquenal, algunas más finalizadas décadas después. Veinte mil de esas cartas lograron sobrevivir a las cuatro dictaduras y la proscripción del peronismo que siguieron y fueron conservadas en el Archivo General de la Nación, para ahora ser expuestas en el Centro Cultural Kirchner a la luz del presente junto con la mirada de artistas que trabajaron a partir de ellas, en sintonía con la necesidad de pensar los cuarenta años de democracia que se festejan este año.

 

La democracia participativa

“El sentido del producto es el empoderamiento de la imaginación popular, que es constitutivo de la participación democrática. Pensar la democracia sin participación obvio que genera desencanto”, afirmó Martín Bonavetti, subsecretario de Gestión de Espacios y Proyectos Especiales, durante la inauguración de La participación al poder, en la cual también estuvieron el ministro de Cultura de la Nación, Tristán Bauer, la directora de Planificación y Programación del Centro Cultural Kirchner, Liliana Piñeiro, quienes realizaron la curadoría y todos los artistas que tradujeron las cartas en obras que forman parte de la exhibición.

“Estas son experiencias que atravesamos como argentinos, que nuestras generaciones tuvieron. Hoy les damos centralidad para que nos permitan pensar un optimismo para nuestro futuro y saber que eso mismo no se produce en términos individuales: acá participan organizaciones, sindicatos, escuelas, asociaciones barriales, una comunidad organizada que dialoga con el Estado: no es el Estado que produce ese pensamiento único y absoluto, es la sociedad que le da al Estado y es el Estado que tiene ese sentido de escucha”, sostuvo Bonavetti.

“La fuerza de la palabra escrita del pueblo argentino en cartas, hoy tomada desde el arte por artistas (…), estas iniciativas se hicieron bajo el precepto de amor e igualdad. Apostemos a seguir escuchando las voces de nuestro pueblo”, afirmó por su parte Bauer. “Acá lo que uno encuentra son muchísimos sueños de la ciudadanía, un gobierno que pone a funcionar al Estado para que sus objetivos sean los sueños del pueblo”, explicó Cecilia Priego, curadora de la muestra e investigadora de la historia de las cartas.

La tierra

“En respuesta al llamado formulado por vuestra excelencia de llevar a su conocimiento las necesidades del pueblo argentino, es lo que me ha movido a dirigiros estas líneas”. Así comienza la carta redactada por Mario Federico Moreno, director de la Escuela 571 de Colonia San Juan, en Santiago del Estero, donde puso por escrito una demanda principal: tierra para los campesinos.

La copia de la carta forma parte de la exposición concebida por el Centro Cultural Kirchner, y fue una de las que eligió el artista Andrés de Negri para su trabajo: “focalicé en las propuestas con pedidos de acceso a la tierra y vivienda”, explicó durante la inauguración de la muestra, donde se encuentra su obra titulada Y entonces la paz llegará hasta estos hogares.

De Negri focalizó en tres ejes a partir de la revisión de las cartas. “Uno era la determinación que había en la conciencia del derecho al acceso a la propiedad, no solamente a la vivienda, sino a la propiedad de la tierra. Por otro lado, la idea de abundancia: desde la población pedimos porque entendemos que hay para todos, porque nuestra República, nuestro territorio, es abundante. Y el tercer eje es terminar comprendiendo todo el proceso burocrático que supone la recepción y administración de las cartas recibidas como un gran acto afectivo”.

La imaginación futurista

“La carta que elegí fue la de Guillermo Saramoni, que es un argentino naturalizado, que era ferroviario y filatelista de Bahía Blanca, y lo que propuso era la emisión de sellos postales: cita sellos postales alemanes, norteamericanos, italianos, como algo que es una fuente de recursos, y esa emisión, además de celebrar efemérides, es para que el Estado recaude fondos para poder solventar las obras del Plan Quinquenal. Es una propuesta que tiene que ver con su amor por los sellos postales, pero también ofrece un modo de financiamiento para todas las otras obras”, explicó Marcela Sinclair, autora de la obra llamada Vela.

“Trabajé con papel de cocina, que también es modular, tiene líneas punteadas, imágenes que no tienen que ver con esas efemérides, sino con otros pedidos y deseos que hay expresados en toda esa cantidad de cartas, como escuelas en distintos lugares, desarrollo agrícola y fabricación de maquinaria, fuentes de energía propias, viviendas, cultura, compromiso político, salud”.

Sinclair realizó su obra en forma de vela, “en una idea de impulsar la vela participativa a ver si nos lleva a un lugar mejor”, contó. La artista expuso su trabajo en una sala que expone cartas cargadas de imaginación y propuestas adelantadas a su tiempo: un teléfono con teclas con números en lugar del disco que se utilizaba entonces, contenedores soterrados de basura, educación sexual en los colegios.

La monumentalidad

“Me tocó trabajar con una parte de las cartas donde había reclamos de monumentalizar, hacer monumentos a determinadas expresiones de lo que sería una presunción, en ese entonces así se veía al justicialismo, y sobre todo en la figura de los líderes y la figura del sujeto histórico del peronismo que sería el descamisado. Había todo tipo de pedidos de monumentos a Eva Perón, o una especie de coloso que iba a estar en el puerto de Buenos Aires”, explicó Daniel Santoro frente a sus obras, expuestas en la última sala del recorrido por la muestra.

El artista también contó que “en estas cartas hay muchas ideas de superautopistas, como una elevada circundada por grandes edificios, hecha por un profesional, hay la idea de un túnel subfluvial por debajo del Riachuelo, hay muchas de estas cosas que después se concretaron”.

Santoro también encontró cartas con pedidos de una “ciudad justicialista” con canales que formaran el nombre de Perón y Eva, pedidos de “estatuas de 140 metros de altura”, algo que tradujo en una pintura realizada para la muestra: “Imaginé esta cabeza de Eva Perón que fuera como una especie de parque temático, que la gente pueda subir hasta arriba y tener dos miradores, uno desde los ojos y el otro desde el rodete”.

La muestra en el Centro Cultural Kirchner reúne así las cartas del pueblo y su diálogo con artistas contemporáneos, una fotografía de un proceso político que fue truncado con un golpe de Estado en 1955 y a la vez una manera de concebir la democracia. Tal como remarcó Bonavetti, “empoderar la participación popular, empoderar la democracia participativa es un ejercicio de todos aquellos que creemos que la democracia es el modelo que tenemos que defender y tenemos que ampliar”.

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