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Un diálogo abierto con Álvaro García Linera

Debates, Noticias, Proyecto Ballena

En el marco del Encuentro Internacional por los diez años de la agencia NODAL, organizado junto con Proyecto Ballena, se llevó a cabo un diálogo abierto con el intelectual y exvicepresidente boliviano Álvaro García Linera.


El reconocido intelectual boliviano Álvaro García Linera estuvo en el Centro Cultural Kirchner para participar del Encuentro Internacional Comunicación, Poder y Política en el siglo XXI, organizado entre la agencia NODAL en su aniversario por sus diez años y Proyecto Ballena. Allí, ante La Cúpula llena en la tarde del lunes, el exvicepresidente de Bolivia dialogó sobre su vida política y respondió a numerosas preguntas sobre su país, Argentina y América Latina.

“Luchar, vencer, caerse y levantarse”: con esa frase de Linera, citada por la comunicadora Paula Giménez –quien llevó adelante la entrevista inicial junto con Lucas Aguilera–, el exvicepresidente de Bolivia abrió el diálogo para reconstruir parte de su trayectoria de militancia y las enseñanzas que esta le dejó.

“A mí me tocó perder, y de una manera terrible: soy un hombre que quiso cambiar su país mediante la lucha armada y me agarran preso, me torturan, me encierran en una cárcel. Estaba liquidado, era un terrorista, peligro público que había que encerrar; no se puede estar más perdido, y resulta que veinte años después soy vicepresidente del presidente indígena más importante de la historia de Bolivia, Evo Morales”, contó.

“La derrota es parte de la victoria; la clave es saber entender que es una derrota temporal y encontrar en la derrota las condiciones de tu victoria: así tendrás una mejor victoria después de la derrota”.

El diálogo reconstruyó la vida de Linera desde los años setenta, cuando se fue a México a estudiar matemáticas, movido por “una obsesión que ha recorrido mi vida hasta el día de hoy, que es la emancipación de los pueblos indígenas: estoy marcado por ellos, por sus bloqueos, su lenguaje, sus siglos de opresión y de resistencia y de rebeliones”, contó.

Linera narró su regreso a Bolivia en 1979, acompañado de su pregunta movilizadora, “cómo podemos apoyar, potenciar las condiciones de una rebelión indígena campesina que desmonte todas las estructuras coloniales, aborrecibles, racistas”, y de los intentos por lograrlo. Así nació el Ejército Guerrillero Tupac Katari, “una organización política militar que recogía la herencia indígena, tupackatarista, Tupac Katari fue un indígena que se sublevó en 1781 contra los españoles, que recogía la vertiente obrera de las fábricas”.

Vinieron luego la cárcel, el estudio de El Capital de Karl Marx y muchas obras más desde la celda, la salida de las rejas y la continuidad del trabajo de organización y difusión de ideas. “Era mi obsesión encontrar los resquicios para que lo que uno cree llegue a la gente: daba clases, hacía televisión (…), la universidad era un gran semillero irradiador de ideas; si en ese momento hubiera habido las redes estaría haciendo Tik Tok, videos, influencer. De hecho, si [Vladimir] Lenin estuviera vivo sería un influencer”, planteó Linera.

Lo que siguió en su vida fue parte de la historia colectiva y conocida de Bolivia, como las llamadas “guerra del agua” y “guerra del gas” y el acceso al gobierno en 2006 junto con Evo Morales, además de algunas enseñanzas de todo lo recorrido: “Hay como un algoritmo de la transformación. Uno nunca sabe en qué momento la gente va a hastiarse de lo existente y va a irrumpir en las calles, nunca; (...) pero lo que sí puede tener un algoritmo es una lógica de procedimiento, que es: en los tiempos de crisis económica y política, es decir cuando las clases populares rompen moralmente con las clases dominantes (…), en esos tiempos, las ideas que unían gobernantes y gobernados se relajan. Ese es un algoritmo, es inevitable”.

Y el otro algoritmo, explicó, es que “a las victorias políticas electorales siempre les precede una victoria cultural intelectual. Es una ley, nunca vas a tener una victoria electoral grande si no has ganado en las ideas inicialmente”.

Diálogo abierto

El encuentro con Linera contó con un segundo momento, que fue la participación de tres personas invitadas que realizaron preguntas: Georgina Orellano, secretaria general de AMMAR; Delfina Fierro, integrante de la agrupación musical Suena el Bajo de la provincia de San Luis; y Julián Arado, dirigente estudiantil de Tucumán.

“Nos falta encontrar esas maneras que desde el campo nacional y popular interpelaban, convocaban, conmovían. Ahora, en un sector del campo nacional y popular, para salir a intentar convocar nuevamente a ese sector del electorado que eligió otros programas, nos encontramos con frases como ‘vienen por tus derechos’, y la verdad es que derechos laborales no tenemos (…) La pregunta es qué estrategias serían útiles para incorporar al sujeto que hoy somos la mayoría de los trabajadores de la economía popular e informalizada, que sentimos que no nos están hablando”, preguntó Orellano.

“Es una pregunta decisiva: si se fijan, y no solamente en el caso de Bolivia, en toda América Latina, el sector informal es mayoritario, son personas que trabajan pero que no tienen un salario regulado, indemnización, estabilidad, no tienen los derechos del sector formal. Los trabajadores que sí tienen la formalidad qué bien que la tengan, y estamos contentos y hay que pelear por ellos, pero la mitad del mundo no tiene la formalidad”, señaló Linera.

“Hay una deuda del progresismo con el sector de la economía popular: el progresismo tiene que entender que la sociedad no es formalizada, no va a estar formalizada en mucho tiempo, y si se quiere progresista no puede darle la espalda al 50% de las trabajadoras y los trabajadores de la sociedad”, concluyó.

Delfina Fierro, por su parte, preguntó acerca de si el arte popular “tiene un rol importante en estos momentos como sociedad y como juventud”. Linera contó entonces acerca de uno de sus primeros recuerdos de infancia al asistir a una obra de títeres en la que conejos organizados lograban vencer a un lobo: “La enseñanza para mí era: solo eres débil, asociado eres fuerte. Y lo vi a los cuatro o cinco años, y me puedo acordar cincuenta y cinco años después: cuánto habrá influido en mis elecciones de vida después, en mi acercamiento a lo indígena, no te puedo decir; pero sí es seguro que algo ha tenido que influir esa imagen de dos titiriteros”.

“La representaciones simbólicas modifican tus percepciones, labran y sedimentan lentamente grandes rupturas cognitivas de las personas, te hacen más predispuesto a otras cosas”, explicó acerca de la importancia de la cultura y el arte.

Finalmente, Arado preguntó sobre la juventud, el qué hacer en esta época, tema con el cual cerró la actividad que fue seguida de una intervención musical de Suena el Bajo. “Quisiera que los jóvenes que están aquí encuentren eje y tengan la suficiente fuerza para perseverar. No pueden vencer al inicio, al primer día, al primer año, tienen que atravesar derrotas; y lo que vale en las derrotas es perseverar para una victoria, no decir ‘esto es imposible’”, fue uno de los mensajes de Linera a la juventud en el diálogo mantenido en el Centro Cultural Kirchner.

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