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Queremos tanto a Caetano Veloso: batuque afrobahiano en el Auditorio Nacional

Música, Música Popular

El comienzo de esta historia es el deslumbramiento: hace exactamente 25 años, en junio de 1998, Caetano Veloso conquistaba una vez más Buenos Aires con la presentación del disco Livro, una nueva muestra de su antropofagia tropicalista. En el Teatro Gran Rex, junto a una numerosa banda, sorprendía a todos con la combinación de tradiciones, cruzando los irresistibles sonidos de la percusión bahiana con la elegancia de las orquestaciones del cool jazz.

Aquella recordada serie de shows representó bastante más que una aventura sonora: siempre eludiendo su propia sombra, en estado de gracia y adelantado a su tiempo, con Jaques Morelenbaum como perfecto coequiper en arreglos y dirección musical, Caetano tuvo una mirada circular hacia el futuro y también hacia su pasado, en un concierto festivo matizado por la lectura de fragmentos de su entonces flamante libro Verdad tropical.

Ese álbum extraordinario fue la base para el concierto inaugural del ciclo Discos esenciales de Latinoamérica, celebrado en 2023, en el que ensambles y solistas de nuestra música interpretaron discos fundamentales de América Latina.

Durante más de una hora de presentación, el grupo argentino Mera interpretó de punta a punta el disco junto a músicos y cantantes invitados. Así, la banda, integrada por Manuel Calvo y Manuel Delrio en trombones, Andrés Ollari y Miguel Calvo en trompetas, Raquel Antruejo en bajo, Julián Pérez Torres en guitarra, Miguel Villaveirán en percusión y batería, Florencia Mur Ríos, Karen Ocampo y Ezequiel Szusterman en percusión, transformó por un rato el escenario del Auditorio Nacional en un batuque afrobahiano. 

La propuesta se fortaleció con la incorporación de músicos para recrear el sonido de Livro en el formato orquestal de big band: se sumaron al concierto Valentina Pérez Aboitiz en saxo tenor y clarinete, Manuel Rodríguez Riva en saxo barítono y clarón, Emilio Alvarez en saxo alto, flauta y flautín, Tomás Cabado en guitarra acústica y cavaquinho, Lucía Kohan y Gemma Scalia en violines, Esteban Fioroni en viola y Noelia Capucho en cello.

Y, sobre todas las cosas, la propuesta contó con una serie de cantantes que asumió el complejo desafío de tomar la posta de Veloso. Tal vez como un guiño al colorido arte de tapa de Livro, cada una de las voces invitadas eligió un color para vestirse y alternó una o dos canciones. Javier Mareco interpretó “Os passistas” y “Voce é minha”; Juan Belvis cantó “Livros”; el brasileño Cassio Carvalho, cómodo en su lengua natal y tirando unos pasos, hizo “Onde o río é mais baiano” y “Não enche”; Noelia Recalde destacó con “Manhatá” y “Minha voz, minha vida”; Lucio Mantel volvió sobre “Na baixa do sapateiro”, una canción de Ary Barroso; Melina Moguilevsky cantó “Doideca”, uno de los temas más experimentales del CD, con guiños a la electrónica.

Muma Mundo ofició como presentadora del concierto y como voz portadora de sus textos más políticos: leyó los manifiestos de los discos “Jóia” y “Qualquer coisa” del bahiano y recitó el poema “Navio negreiro”, alegato de Antonio de Castro Alves, un rap en la versión de Caetano, aquí traducido al español y sin acompañamiento musical, poniendo en foco la letra. 

En definitiva, cada una de las figuras convocadas para el concierto mostró alguna arista del universo Veloso, sea jazz, samba, rock, música de carnaval o electrónica; sean líricas canciones de amor o experimentales cruces entre géneros; sean sus tiernos recuerdos de la infancia en Bahía o sus radicales posturas políticas, como si se pudieran diseccionar las múltiples vertientes de las cuales el brasileño es una esponja voraz.

Para el cierre, todavía quedaban algunos puntos fuertes. Tom Viano interpretó “Pra ninguém”, una suerte de canon de Caetano de los momentos culminantes de la música brasileña, mencionando, entre otros, a Naná Vasconcelos, Djavan, Elis Regina, Chico Buarque, Maria Bethânia, Gal Costa, Elba Ramalho, Gilberto Gil y Milton Nascimento para terminar colocando a João Gilberto, su gran influencia, en lo más alto del pedestal. “Mejor que eso, solo el silencio. / Y, mejor que el silencio, solo João”.

Y habría más: Manuel Estrach cantó con personalidad “Alexandre”, un tema con un extenso texto dedicado a Alejandro Magno, y Laura González le puso voz a “A luz de Tieta”, lo más parecido a un súper hit con el público de pie ya entregado al baile. Como cierre, músicos y cantantes se unieron para “How beatiful could a being be”, una canción de una sola línea de Moreno Veloso, que repite como un mantra en inglés “Qué hermoso puede ser un ser” y que funciona como síntesis de la atmósfera del concierto.

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