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Inteligencia Artificial y Soberanía Digital: hacia un proyecto sudamericano

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¿Cómo impactan los cambios producidos por la tecnología en el mundo del trabajo, en el Estado, en la geopolítica latinoamericana, en las vidas personales? Este tipo de inquietudes urgentes de la época se propone abordar y discutir la Conferencia Inteligencia Artificial y Soberanía digital que se desarrolla el 11 y 12 de octubre en el Centro Cultural Kirchner, organizada junto con la Casa Patria Grande, la Secretaría de Cultura, Comunicación y Territorio de la Universidad de San Martín y la Dirección de Géneros, Mujeres, Diversidad y TIC de la Secretaria de Innovación Pública.

Una de las mesas del encuentro, llamada “Aportes para una IA y Soberanía Digital Suramericana” y moderada por María Fernanda Ruiz, directora de Comunicación del Centro Cultural Kirchner, profundizó en la relación y el impacto de la Inteligencia Artificial (IA) en el mundo del trabajo. Contó para ello con varias intervenciones que construyeron una radiografía de la actual situación regional y conversaron acerca de formas de construir algunas respuestas y soluciones.

IA y el mundo del trabajo

La primera reflexión en la mesa estuvo a cargo de Vanesa Alejandra Núñez, dirigente sindical especializada en innovación tecnológica en el mundo del trabajo. “Visualizamos el impacto de las nuevas tecnologías cotidianamente en cómo atraviesan las actividades laborales. Los trabajadores y trabajadoras, cuando se les da la información necesaria, son los que mayor profundidad y problematización le traen al futuro del trabajo”, explicó.

La cuestión de la IA y sus impactos fue planteada desde la perspectiva del mundo del trabajo: “La IA recrea ciertas habilidades blandas que pueden remplazar a las personas (…) Lo que intentamos hacer es dar la herramienta a las personas que trabajan, de lo que sea que trabajen, para que puedan analizar cómo les está impactando”. La IA, vista desde el mundo laboral, puede implicar “nuevas formas de explotación que tienen que ver con el capital tecnológico”.

Según Núñez, se requiere por lo tanto una regulación formal y compleja respecto de la IA “en todos los estamentos del Estado, en el mundo del trabajo, en cómo impacta en la sociedad en general (…) La discusión de la IA es una agenda de la sociedad”.

El rol del Estado ante la IA

Núñez fue seguida por Agustina Brizio, subsecretaria de Tecnologías de la Innovación. “Desde la política pública tenemos que abordar cómo abordamos la tecnología, cómo abordamos marcos regulatorios para que ingrese a nuestro país con nuestros filtros, sobre todo cuando surgen tecnologías emergentes como es ahora la IA, que a veces nos viene con un marco ya autoimpuesto de algunas regiones”, planteó.

Brizio explicó acerca de una “guía teórico-práctica” desarrollada para brindar un marco estructurado en etapas en lo que hace a la incorporación de proyectos que utilicen IA dentro del sector público nacional. En ese ámbito, es importante concebir la distinción “entre qué hacemos hacia adentro del Estado con la automatización de procesos propios (…) y cómo incorporamos la IA cuando pensamos en servicios públicos que le damos a la ciudadanía”.

En ese proceso de construcción de guía y de respuestas para la pregunta sobre los datos, sobre quiénes los administran y sobre cómo el Estado incorpora tecnología “manteniéndose dueño del proyecto”, se fueron construyendo algunas normas determinantes. Una de ellas, destacó Brizio, es que “en ningún caso adentro del Estado Nacional la decisión puede estar tomada por un algoritmo: siempre la decisión tiene que estar tomada por un humano”.

Integración regional para la soberanía digital

“No es un tema ni económico, ni técnico, ni tecnológico, sino es un tema político, y hay que tratarlo desde esta perspectiva. Y esto excede al tema de los Estados-nación: no se podrá conseguir una soberanía en la medida en que no podamos construir esa integración latinoamericana”, afirmó René Ramírez, economista ecuatoriano, investigador y exsecretario nacional de Planificación y Desarrollo.

“La IA ni es inteligente, ni es artificial: lo que tenemos que preguntarnos es qué se está optimizando (…), para quién, y quién toma las decisiones de la optimización. Eso para mí es el centro nodal, y tiene que ver con el tema político”, afirmó.

Ramírez se refirió al rol de la IA y los desarrollos tecnológicos en el marco de la actual fase del capitalismo: “la IA tiene que ver con el rentismo digital ligado a la cuestión de la institución fundamental que es la misma tecnología, la propiedad y la propiedad intelectual (…) El dato pasa a ser materia prima”.

Los datos

“En un día se produce treinta veces lo que se produjo en toda la historia de la humanidad hasta el 2003 (…) Eso pone en perspectiva qué son los datos”, explicó Javier Blanco, profesor, investigador y doctor en Ciencia de la Computación, quien abordó el tema de los datos y sus usos.

“¿Qué son los datos personales? (…) Imaginamos mal cuando decimos “quién tiene los datos”: no los tiene nadie, se los operativiza inmediatamente. No están guardados en un sótano o el equivalente, es algo que circula. Lo que importa es qué hacemos con esos datos”, afirmó.

Ese conjunto de datos son los que las “machine learning” utilizan en la construcción de “instrumentos de magnificación del conocimiento: permiten ver formas de conocimiento invisibles para el ojo de la mente de uno, básicamente correlaciones entre millones de perfiles y acciones, que permiten reconocer patrones que no tienen ninguna categoría humana”.

El conjunto de desafíos planteados por este tipo de desarrollos tecnológicos en cada una de las áreas, su dimensión, magnitud y velocidad, condujeron a una conclusión planteada por Ramírez: “Es necesario recuperar UNASUR, plantear cuestiones estructurales como el dividendo universal, los datos como bienes públicos, tener nuestras propias carreteras informáticas como cable submarino, nuestras propias nubes de computadoras para almacenar esos datos y que no estén en Miami. Tener, en suma, nuestra propia agenda de IA y ligarla a una arquitectura financiera regional”.

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