|

“Hay tantas definiciones de pinturas como pinturas pintadas”

Artes Visuales

En una esquina de La Gran Lámpara, frente al Retrato ecuestre del restaurador de Duilio Pierri, los artistas Eduardo Costa y Horacio Zabala conversaron con la investigadora María José Herrera y con el público acerca de las distintas problemáticas que atravesó históricamente la pintura y sobre cómo sus obras respondieron y abrieron el camino hacia nuevas representaciones.

El sábado 18 de marzo, los dos consagrados artistas conceptuales visitaron Escenas contemporáneas. Recorridos por la colección del Museo Nacional de Bellas Artes. Arte argentino 1960-2001 para reflexionar acerca de las obras que forman parte del núcleo La persistencia de la pintura, la coyuntura en la cual fueron creadas y las distintas búsquedas, materialidades, y técnicas que utilizaron lxs artistas que conforman la exhibición. La obra de Eduardo Costa Seis huevos duros sobre un plato habilita una nueva posibilidad de la materialidad pictórica. ¿Puede la pintura tener volumen? Frente a esta discusión, Costa contó cómo se presentó frente a él esta disyuntiva. “Un día en mi taller abro un frasco de pintura y se había secado porque estaba mal cerrada la tapa. Después de haber estado dos o tres años casi semiabierto, se solidificó todo el contenido del interior y quedó un volumen. Cuando vi que había un volumen dentro del frasco, que se movía, decidí darlo vuelta: salió y me quedó en la mano. Y yo pensé: ‘¿Qué es esto? ¿Es una pintura o es una escultura? ¿Es una pintura con volumen?’”. A partir de ese momento, el artista comenzó a trabajar en las pinturas volumétricas, un tipo de producción excepcional en la historia del arte. Desde el principio, afirmó, le interesó utilizar el sistema que se le había revelado espontáneamente para hacer alguna figura representativa. Inspirado por los cuadros de Vincent van Gogh, siempre demostró un gran interés por las texturas en el arte, y este puntapié dio inicio a su técnica de superposición de capa tras capa de materia, en su caso el acrílico. De esta manera, la propuesta de Costa refleja cómo la obra en sí misma ofrece un comentario conceptual acerca de la pintura. De hecho, Seis huevos duros sobre un plato es la representación de seis huevos tridimensionales a través del único atributo que la pintura no tiene: la tridimensionalidad.

“Eduardo es un gran inventor de géneros y disciplinas artísticas”, continuó Herrera. “En este caso, los huevos son una naturaleza muerta en pintura volumétrica”. Ambxs declararon que el punto de partida de las pinturas volumétricas tiene que ser la confianza en que lo que se está observando no es una escultura, sino una pintura. Si indagamos en el período en el cual los artistas trabajaron, entendemos que fue un momento donde se pretendía establecer el final y la muerte de la pintura. Es en este clima que la innovación y la importancia de una propuesta renovadora tomaron una gran dimensión. “Había que darle a la pintura una nueva vida a través de nuevos caminos reales. Antes que destruirla, ese me parecía el mejor camino”, afirmó Costa. Para que la pintura volviera a ser algo interesante, tendría que tener novedad, mostrar una luz diferente, encarnar otra realidad. En un intercambio entre Costa y Zabala, ambos recordaron cómo la categoría pintura empezó a pensarse a sí misma, en relación a cómo podía extenderse en el espacio, interactuar con el ambiente de otras maneras y subvertirse. “Hay tantas definiciones de pinturas como pinturas pintadas”, agregó Herrera. En una necesidad de eliminar sus límites, surgió entonces lo que en un primer momento se llamó ambientación y después mutó al formato de instalación.

Otro de los tópicos que surgió en el conversatorio fue la reflexión acerca de uno de los procedimientos típicos de los artistas conceptuales: el uso descriptivo de los títulos. En esta línea, Horacio Zabala resaltó la importancia del juego de sentido que se establece entre la obra y su título. El título completa la interpretación, ofreciéndole al espectador una clave acerca de la temática representada. “En mi caso, si realizo un dibujo, lo termino y no encuentro el título correspondiente, el cual yo crea que representa lo que hice, pero transcrito en palabras, no la muestro. La obra solo se completa de esa manera. De hecho, una obra mía sin título no existe, están acumuladas, porque todavía no lo encontré. No la puedo mostrar, porque no es traducible en palabras. Ahora, una vez que aparece, entonces sí está lista. Título y obra juegan para contarle al espectador, uno a través del lenguaje y otro a través de la imagen, de qué se trata lo que están viendo”.

La conversación entre la investigadora y los artistas tocó distintas consideraciones acerca de la pintura, tomando como punto de partida declaraciones y comentarios de artistas que forman parte de la muestra. ¿Cómo se expresó en lxs artistas esta urgencia y necesidad de innovación que permita un renacimiento de la pintura? Juan José Cambre participó del conversatorio y le contó al público cómo fue el proceso creativo de Autorretrato de Jack Kerouac. Esta obra de 1984 buscó liberarse de las ataduras de la representación naturalista. No solo porque es un retrato expresionista, sino porque es un reflejo de cómo la pintura se convierte en acción. Por su parte, Elba Bairon expresó acerca de su obra Sin título, de 1999, que “es una instalación de un conjunto de piezas que arman un bodegón de naturaleza muerta. Los objetos se apoyan entre sí de una manera aparentemente azarosa, pero los he acomodado de una forma determinada, para visualizar la escena desde distintos ángulos y que favorezca la arquitectura de los pequeños espacios que se producen”. A partir de sus declaraciones, los artistas resaltaron el carácter disruptivo de su obra, su moral popular, debido a que fue una de las primeras artistas en utilizar un material barato como el yeso para sus piezas. En términos de renovación, Alfredo Prior, con la instalación de pequeños cuadros En cada sueño habita una pena también representó un cambio de juego de lo establecido hasta el momento. Los marcos son muy diferentes entre sí y, en algún sentido, están en una tensión de equilibrio con la imagen de cada uno, más allá de que sean muy similares. “Esa fue la rebeldía de Prior”, concluyó Costa.

Después de una tarde de anécdotas, reflexiones y preguntas, el público recorrió junto a Costa, Zabala y Herrera el séptimo piso de La Gran Lámpara, para buscar y apreciar en conjunto las expresiones de lo comentado durante el conversatorio.


Escenas contemporáneas. Recorridos por la colección del Museo Nacional de Bellas Artes. Arte argentino 1960-2001 puede visitarse de miércoles a domingos, de 14 a 20 h, en La Gran Lámpara.

Conseguí tu entrada

RESERVAR

Share:
Suscribite a nuestro newsletter