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Episodio 4: “Letanía de las ganancias de guerra”, por Ricardo Strafacce

Diarios - Julio/Agosto 2020 - Relato de un náufrago

Debates, Diarios

Diarios - Julio/Agosto 2020 - Relato de un náufrago

El “que se maten entre ellos” suena en un noticiero de la actualidad con la misma voz que sonaba medio siglo atrás. ¿Quiénes son “ellos”? Como un poeta rabioso Ricardo Strafacce concluye estos diarios de la cuarentena propia, televisada y hecha bolsa con un largo poema donde están anotados todos los que están y los que son.

 

Estos son nombres de las compañías
que han sacado dinero de esta guerra
Allen Ginsberg

I. La bolsa o la vida

El 17 de julio de 2020 un piquete del gremio de camioneros bloqueó la salida de los camiones cargados de un depósito de la empresa Mercado Libre. El reclamo, como se sabe, consiste en que los trabajadores que cargan los paquetes en los camiones, afiliados al Sindicato de Carga y Descarga, pasen a encuadrarse en el Sindicato de Camioneros.

No nos interesa acá el fondo del asunto sino el comentario que hizo al respecto el conductor de la edición vespertina del noticiero de América 24, Eduardo Feinmann. “Ojo –se atajó después de criticar enfáticamente a Moyano y a su sindicato−, no vayan a creer que yo estoy defendiendo a los de Carga y Descarga. Por mí que se maten entre ellos”.

“Entre ellos” se tituló un editorial del diario La Prensa de mayo de 1960 para referirse al tiroteo en la pizzería “Real” de Avellaneda entre un grupo que acompañaba a Vandor y otro integrado por los hermanos Villaflor y militantes de base (Rodolfo Walsh, ¿Quién mató a Rosendo?).

Es altamente improbable que cuando Eduardo Feinmann dijo “que se maten entre ellos” estuviera enterado de aquel editorial de La Prensa y se hubiera propuesto hacer una cita críptica y elegante. Tampoco se trata de una casualidad. Lo que une a aquel editorial de La Prensa con este exabrupto de Feinmann es un odio de clase definitivo y rotundo que el ellos encarna de manera brutal. Aquel editorialista de La Prensa, con plena conciencia, y Feinmann, hablado hasta por los codos por la ideología, quizás muestren que no se trata de una cuestión de “odiadores”, “amadores”, “grieta”, “diálogo de sordos” o cualquier otro subterfugio. Se trata, tal vez, de otra cosa. Son ellos los que dicen ellos.

II. Mi cuarentena

Acostumbrado a balconear la lucha de clases y con ese optimismo de campus universitario que lo caracteriza, Slavoj Žižek escribió el 27 de febrero de este año que el coronavirus constituirá un golpe mortal para el capitalismo norteamericano, el comunismo chino, el fundamentalismo religioso y otras ternezas:

“¿Todo esto no indica claramente la necesidad urgente de una reorganización de la economía global que ya no estará a merced de los mecanismos del mercado?

No estamos hablando aquí sobre el comunismo a la antigua usanza, por supuesto, sino sobre algún tipo de organización global que pueda controlar y regular la economía, así como limitar la soberanía de los estados nacionales cuando sea necesario” (“Coronavirus es un golpe al capitalismo al estilo ‘Kil Bill’ y podría conducir a la reinvención del comunismo”).

III. La vida hecha bolsa

El síndrome de Feinmann (“Por mí que se maten entre ellos”) fue descripto hace tiempo por Oscar Masotta: “La humillación es pertenecer a la clase media”. (Sexo y traición en Roberto Arlt, 1965).

IV. Mi cuarentena

La respuesta de Byung-Chul Han a Žižek es conocida:

“Žižek se equivoca. Nada de eso sucederá. China podrá vender ahora su Estado policial digital como un modelo de éxito contra la pandemia. China exhibirá la superioridad de su sistema aún con más orgullo. Y tras la pandemia, el capitalismo continuará aún con más pujanza. Y los turistas seguirán pisoteando el planeta”. (“La emergencia viral y el mundo de mañana”).

V. La bolsa o la vida

La clase media es la que aplaude a quienes trabajan en servicios de salud desde los balcones y la que los amenaza en los ascensores.

La clase media es la que deja de aplaudir cuando se cansa de la novedad y la que deja de amenazar cuando las encuestas le dicen que la principal preocupación ya no es el coronavirus sino la economía o la inseguridad.

A la clase media le encanta opinar lo mismo que opinan las encuestas.

VI. Mi cuarentena

Deliberadamente “romántica”, la visión del futuro de Paul B. Preciado es bella: “Utilicemos el tiempo y la fuerza del encierro para estudiar las tradiciones de lucha y resistencia minoritarias que nos han ayudado a sobrevivir hasta aquí. Apaguemos los móviles, desconectemos Internet. Hagamos el gran blackout frente a los satélites que nos vigilan e imaginemos juntos la revolución que viene”. (“Aprendiendo del virus”).

VII. La vida hecha bolsa

Humildemente, creo que si algo va a cambiar en la Argentina después de la pandemia es que se va a entrar en una fase de superexplotación. La excusa que pondrán las grandes corporaciones y sus voceros será la recuperación de la caída del Producto Bruto durante 2020 pero el objetivo estratégico es aprovechar el sacudón para aumentar la tasa de ganancia. Ya empezaron a plantear sus “inquietudes” respecto a la ley regulatoria del teletrabajo.

Se vienen salarios chinos, jornadas taiwanesas, estrés japonés. Y, quizás, un Estado sádico-digital.

VIII. Mi cuarentena

Al comienzo de la cuarentena, cuando la gente asolaba los supermercados y los formadores de precios de la canasta de alimentos aumentaban sus productos preventiva y salvajemente, el ministro de Desarrollo Social Daniel Arroyo confesó con cara de niño bulliniado que los señores empresarios le habían dicho que ni soñara que le iban a vender al valor de “precios cuidados”.

La mansedumbre del ministro me enfureció. Como no me convenía romper nada –cumplía la cuarentena en mi casa− sentí el impulso de escribir algo violento. Pensé en Ginsberg y, enseguida, en la notable versión argentina de “Aullido” de Juan Terranova (El ignorante, Tantalia / Crawl, 2004).

Hace rato –más precisamente desde que leí “El ignorante”− que tenía ganas de hacer mi propia versión argentina de Ginsberg. Lo que sigue (que Ginsberg y Terranova me perdonen) es el resultado:

Letanía de las ganancias de guerra

Estas son las compañías que han sacado dinero de esta guerra
Año 2020 / Argentina / cuarentena
Acá todos los nombres ordenados
de todos los ceos /accionistas /directorios / asesores
de las sociedades invertidas que manejan alimentos
leches manufacturadas
bolsitas de merengues
y controlan los medios donde van economistas
que con los ojos en lágrimas alertan
señalan
patalean
contra el déficit fiscal y cobran medio sueldo del Estado
y acá están los números
las cuentas
alfabéticas / digitalizadas
y las direcciones de los bancos a través de los cuales
los antedichos ceos / alcahuetes / periodistas
cobran sus sueldos del Estado
y acá están
histéricos
hiperindignados
están todos los nombres / las fechas
de cada cumpleaños de la empresa
están Blaquier / Pérez Companc / Mastellone / Mongo Aurelio
y están las mañas,
los apodos
de todos y cada uno de los funcionarios
que movieron un dedo
granito de arena / pulsaron un enter / sirvieron callados
para que el Estado pagara los salarios
de las corporaciones antes mencionadas
y sus voceros /lavadores
testaferros
¡Hasta Milei cobra medio sueldo del Estado!
Acá están /clasificados
los nombres de todos los animales insultados
porque el lenguaje no alcanza
Acá está la rata
que cobra medio sueldo del Estado
Acá la cucaracha,
que cobra medio sueldo del Estado
Acá están los renacuajos,
que cobran medio sueldo del Estado
Acá la sanguijuela
que cobra medio sueldo del Estado
Acá están
clasificados por la corporación a que reportan /
chupan medias /lamen botas
los economistas diplomados en universidades beneficiadas
por los subsidios subnormales regalados por esos mismos funcionarios
de los que los economistas se burlan
en todos los canales
Acá está el turismo
El paisaje
El aire tan paralizado
Acá está el microclima enrarecido
Pesado
Está el turismo:
el aire caliente del Contado con Liqui
el Crédito Pete del balance licuado
Y están los nombres
Los teléfonos
de los funcionarios que concurrieron a las embajadas
para festejar el cumpleaños del sobrino
del representante de un fondo buitre de buenos contactos
y están los subgerentes de los bancos
beneficiados con furiosas comisiones en campos de golf
retiros espirituales / campos de concentración racionalmente
futuros /funcionales
Y acá están los militares a los que ya ni saludan
Están los contadores que llevan las cuentas de las ganancias cruzadas
del Rey del Aceite y su 20%
en la compañía del Zar de los Lácteos cuya participación
en la corporación que maneja la Azúcar combinada
con fuertes inversiones de todos
en caridades
obra pública
en diarios que insultan al Estado se erotizan
hacen pajas
con la
Santísima Iglesia
con la
Propiedad Privada
con el
abuso de menores
y acá están
ordenados por edades
los niños de que compraron
un kilo de azúcar
contado rabioso
moneda a moneda
y no sabían que pagaban el sueldo
de la mucama / cama adentro
del zar de los productos enlatados
y están los enfermos
de los “barrios carenciados”
todos en fila / coordinados
todos en orden
de terapia intensiva para abajo
y están los que compraron un sachet
y pagaron un impuesto directo
al banco donde cobra el cuñado descendiente
del viejo Mastellone
y están los cesionarios
los cedentes
están todos
desagregados por rubro y por sector
los sindicalistas que pactaron
rebajar los sueldos/ cortarse las barbas
ponerle el hombro a los que garpan
gratificaciones fuera de convenio
adentro de la bolsa
debajo de la mesa
y las corporaciones beneficiadas
cada una
taca-taca
y los favores recibidos
los regalos
uno por uno
de los gerentes de las empresas mencionadas
y están también
las cuentas en cada uno de los bancos
propiedad de las empresas dueñas de los radios
donde trabajan los mismos periodistas
(otro medio sueldo a cargo del Estado)
Acá están
está el azúcar de Ledesma
lacerando las heridas
está el aceite hirviendo de Molinos
quemando al pueblo
está la mala leche serenísima /tranquila / remarcada
y están los testaferros
bailando el minué
de las segundas marcas
de las mismas corporaciones
dueñas o asociadas a los bancos
en cuyas cuentas el Estado transfiere
todos los meses
sueldos de un millón de pesos para arriba
están todos anotados.

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