“El espacio público es el lugar democrático por excelencia”

¿Cuáles son los principales desafíos que atraviesan las ciudades del presente? En el quinto piso del Centro Cultural Kirchner, la muestra fotográfica Ciudades. Sueño y distopía nos invita a preguntarnos acerca de los distintos modos de habitar las grandes metrópolis, al mismo tiempo que evidencia las problemáticas de la vida en los espacios urbanos de la modernidad.
Algunos de los ejes que atraviesan de manera transversal la exposición son las tensiones que desatan los avances de la especulación inmobiliaria, la contaminación y crisis ambiental, y las crecientes disputas por el territorio. El pasado sábado 11 de marzo, en el marco del Programa público de la exhibición, el Colectivo de Arquitectas en Defensa de las Tierras Públicas, el integrante del Proyecto Pintó la Isla de Isla Maciel Gerardo Montes de Oca y la curadora Julieta Escardó nos acompañaron en una conversación para abordar dichas temáticas.
Para entender las contradicciones y dificultades a las que deben hacer frente no solo las metrópolis en sí mismas, sino quienes las habitan y el ambiente que las rodea, entrevistamos a Maria José Leveratto, integrante del Colectivo de Arquitectas en Defensa de las Tierras Públicas.
¿Cuáles son los máximos desafíos que enfrentan las ciudades hoy en día?
Los desafíos son ciertamente muchos, pero creo que el ambiental es muy importante. Todavía no lo pudimos entender en el marco de lo urbano. Las ciudades son estructuras muy frágiles, muy dependientes, y el cambio climático las pone en riesgo, tanto de inundaciones como de sequías. Lo estamos viendo ya mismo este verano. Esta gran dependencia de energía externa, de materiales, de alimentos, de un espacio para inclusive enviar sus residuos, hace que ambientalmente las ciudades se conviertan en estructuras muy frágiles.
Otro de los desafíos que enfrentan los espacios urbanos es dar calidad de vida, dar acceso a la vivienda y generar una ciudad más inclusiva. Las ciudades se están volviendo cada vez más exclusivas del que tiene dinero, y eso le hace mal a la ciudad y a la sociedad en sí misma. Las ciudades deberían tener los instrumentos para que todas y todos podamos vivir, disfrutarlas, aprender, tener acceso a la cultura y, sobre todo, tener acceso a una vivienda.
¿Cuáles creés que son actualmente las urgencias que existen a nivel legislativo?
En el caso de la Ciudad de Buenos Aires, desde el Colectivo de Arquitectas planteamos, como urgencia muy concreta, que se trate la iniciativa popular que propone que las 33 hectáreas del predio de Costa Salguero y del predio de Punta Carrasco se conviertan en un gran parque público. Esa iniciativa está en la Legislatura porteña desde el año pasado. Ahora comenzaron nuevamente las sesiones, y debería tratarse. Tiene el acompañamiento de más de 50 mil firmas y es la primera vez en la historia de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires que todo ese proceso se lleva adelante. La Legislatura debería mínimamente llevarlo a comisión y votarlo.
Otra cuestión relevante a nivel legislativo es que leyes muy importantes, como por ejemplo el código urbanístico, están siendo aprobadas solo con la mayoría oficialista. A la Legislatura en particular le está costando lograr consensos, atender las demandas de la población, escuchar. No hay participación, y eso es grave. El código urbanístico y otras leyes que se fueron sancionando en este tiempo serían mucho mejor si salieran por unanimidad, porque eso les daría mucha más fuerza, continuidad, y podrían volver las políticas públicas.
¿Cuál es la importancia del espacio público en nuestras ciudades?
El espacio público es el lugar democrático por excelencia de las ciudades. Y, además, es el lugar donde nos encontramos los diferentes. Tiene esa cualidad que lo hace tan importante. En el espacio público todxs tenemos los mismos derechos, las mismas obligaciones y es el espacio donde podemos descansar, crear, jugar, pensar, manifestarnos y encontrarnos con lx otrx. Por eso es tan importante preservar, cuidar y potenciar los espacios públicos.
¿Cómo podemos proteger el patrimonio público?
Creo que una primera cuestión sería empezar a valorarlo nosotrxs como ciudadanía y, a partir de valorarlo, quererlo y cuidarlo, exigir que también se lo valore y se lo preserve. En líneas generales, solemos no valorar nuestro patrimonio. Tendemos a creer que lo nuevo va a ser mejor, inclusive copiando otras identidades. No valoramos la propia identidad, cuando es tan importante para poder preservar nuestra historia.
¿Qué desafíos debe enfrentar la arquitectura en tiempos de crisis ambiental?
Un desafío importante de la arquitectura es empezar a entender, en un contexto de crisis ambiental, cómo hacer para rehabilitar lo existente. Ahí hay una cuestión importantísima, la mejora del stock construido: mejorar los aislamientos térmicos, incorporar sistemas para reutilizar el agua de lluvia y demás. El problema es que el stock está construido pensando en otros paradigmas, en otra situación ambiental de altísimo consumo, en la cual se creía que siempre iban a estar disponibles todos los recursos naturales. Eso se está cayendo, se está verificando como imposible de sostener en el tiempo, como algo carísimo y además muy injusto, porque algunxs pueden afrontarlo y otros no.
En conclusión, creo que algunos de los desafíos de la arquitectura son, por un lado, rehabilitar lo existente; por otro, pensar nuevas arquitecturas que estén más adaptadas a esta nueva condición. Además, la arquitectura debería adaptarse a las condiciones locales, con la mirada en la eficiencia energética, en la reutilización de recursos y en la minimización del impacto ambiental.
¿Qué rol ocupa la militancia en este panorama?
La militancia, como la que hacemos con el Colectivo de Arquitectas, tiene un rol importante de visibilización. Somos arquitectas, entonces cuando se presenta un proyecto o se larga una idea, sobre todo desde el sector oficial, podemos mostrar la otra cara. Podemos explicar lo que significa construir, como en el caso de Costa Salguero o Punta Carrasco, una tira de edificios de 24 metros sobre la costa. Otra cuestión muy común es cuando se venden o concesionan tierras públicas. Suele decirse que el 35% se concesiona y el resto es “espacio público”, sin aclarar que ese espacio público incluye las veredas, los estacionamientos y todas las circulaciones. Entonces, cuando empezás a ver eso en un plano, de espacio público queda muy poco. Por otro lado, espacio público no es lo mismo que un espacio verde permeable.
Hay muchas cosas que el conocimiento de ciertas profesiones permite visibilizar y ayudar a entender otras realidades. Eso en cuanto a la militancia que ejercemos nosotras. Pero la militancia en general tiene mucho valor para poner en agenda otros temas, para visibilizar desde otras disciplinas.
¿Creés que se les pueden dar nuevos usos a los espacios públicos? Si es así, ¿cuáles?
Los espacios públicos son lugares democráticos, son lugares diversos. Y la verdad es que sí se les pueden dar nuevos usos. También podrían ser usos relacionados con los espacios públicos de carácter más privado o más específico. Por ejemplo, frente a una escuela, el espacio público podría empezar a integrarse, a compartir cuestiones, para favorecer más lo que llamamos “espacios semipúblicos” o “semicubiertos”. Que haya lugares donde se pueda mostrar, a lo mejor, la exposición de los trabajos de lxs alumnxs, y que sea un espacio abierto a quienes circulan. Que las plazas se relacionen más con cualquier otro espacio también público o privado que pueda expandirse hacia lo público. De esa manera, es posible generar más sinergia, más relaciones, más usos y más propuestas.
¿Cómo te imaginás el futuro de nuestras ciudades?
En términos un poco utópicos y de deseo, veo en el futuro de nuestras ciudades un modelo de ciudad que se adapte más a la naturaleza, que se relacione diferente con el territorio donde está inserta. Es algo complejo, pero a lo que podríamos avanzar. Sobre todo, para garantizar calidad de vida, para que no haya que viajar 50 km para encontrarte con un ambiente más natural y para poder ver el horizonte; y además para que las ciudades puedan ser más resilientes al cambio climático. Ese es un factor superimportante.
Por otro lado, sería importante empezar a relacionarse de otro modo con la naturaleza: entender los ciclos del agua, dar soluciones verdes y azules, basadas en la naturaleza. Estas acciones aportarían, por ejemplo, a controlar una inundación no únicamente con grandes obras de infraestructura y tunelería, sino a poder acompañarla con áreas permeables, con vegetación, con el tratamiento de contaminación a través de elementos naturales. Hay muchas cosas por hacer en ese sentido y creo que el futuro de la ciudad debería ir por ese lado.
La exhibición Ciudades. Sueño y distopía puede visitarse hasta el domingo 26 de marzo, de miércoles a domingos de 14 a 20 h en las salas del quinto piso.
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