|

Cómo luchar contra la mercantilización de la vivienda

Cine, Noticias

Este jueves 8 de junio Cine en el Kirchner realizó una función especial con la proyección de En los márgenes (2022), largometraje del actor y realizador argentino radicado en España Juan Diego Botto. Un profundo drama basado en hechos reales que nos adentra en una problemática social, urgente y global: la emergencia habitacional, los desalojos y lxs trabajadorxs pobres, pero que, a su vez, nos presenta la esperanza en forma de solidaridad, organización y lucha.

Una vez finalizado el film, se llevó adelante la charla-debate Cómo luchar contra la mercantilización de la vivienda, que contó con la presencia del director Juan Diego Botto, la guionista y periodista Olga Rodríguez Francisco, la legisladora porteña Ofelia Fernández y el referente del movimiento Inquilinos Agrupados Fernando Muñoz. Con la moderación de Mario Santucho, lxs invitadxs conversaron con el público presente acerca de la temática propuesta, en una sala colmada.

El primero en tomar la palabra fue el director, quien contextualizó sucintamente la situación española con respecto a la vivienda: “No se entiende la precariedad en España sino a través del problema de la vivienda. La vivienda lo recorre todo, porque no solo implica una lucha titánica para los sectores más precarios para poder acceder a una vivienda y tener un techo bajo el que cobijarse, sino que además los precios disparados hacen que las gentes jóvenes no puedan independizarse, hace que sea cada vez más difícil para ciertos sectores poder acceder a una vivienda (...) Eso implica que cada vez hay más fondos de inversión que invierten en el centro de las ciudades simplemente para Airbnb o para viviendas turísticas, con lo cual el precio se dispara hacia arriba, es el treinta, el cuarenta por ciento de un salario, a veces el cincuenta por ciento de un salario. En las clases populares, un alquiler de mercado es inasumible”. En las palabras de Botto podemos advertir la similitud con nuestra situación actual, lo que da cuenta de que la problemática habitacional es un fenómeno global, que afecta a todas las capas sociales, pero que golpea profundamente a los sectores populares y a las juventudes.

Otra cuestión que destacó Botto, y que es un tema central en el film, es la organización popular de lxs desahuciadxs, aquellas personas que han perdido su casa y se organizaron colectivamente en asambleas para luchar por su derecho a una vivienda. “Creo que lo más singular de lo que pasó en España es la autogestión de los procesos de lucha asamblearia con respecto a la vivienda. La forma en la que se organiza esta gente es que los que han sufrido un problema de desahucio se quedan en la asamblea y son los que luego van explicando a los demás que vienen. (...) Son los afectados y las afectadas los que generan la asamblea, los que protagonizan, dinamizan, coordinan, dirigen y conducen las asambleas”.

A su turno, Rodríguez Francisco abordó el tema desde el lugar protagónico de las mujeres en la defensa del derecho a la vivienda. “El ochenta por ciento de las personas que integran las asambleas de vivienda son mujeres. Son mujeres atravesadas no solo por el problema del acceso a la vivienda, sino también por la precariedad y, en muchísimos casos, por la violencia de género. Cuando estás en riesgo de perder tu casa y no tienes dónde ir, evidentemente te atraviesa todo”. Y agregó: “Esa solidaridad, esa comunidad que las mujeres construyen cuando todo se derrumba (...) las mujeres enhebran, codo con codo y reconstruyen la comunidad rota”.

Asimismo, la guionista trajo al debate otra cuestión que también atraviesa a la sociedad argentina en la actualidad, la de lxs trabajadorxs pobres. “Acá, en nuestros barrios, tenemos guerras sin balas. Son guerras de otra categoría, pero son guerras, al fin y al cabo, contra las personas pobres. Contra gente que tiene trabajo, incluso dos empleos, y que aun así no llega a fin de mes”. Además, retomó la importancia de la figura asamblearia como organización comunitaria: “Es fundamental lo que se hace desde las asambleas por el derecho a la vivienda, porque cuando enfrentas problemas de este calibre en soledad, es muy duro”.

El siguiente en tomar la palabra fue Fernando Muñoz, quien retomó el sentimiento de vergüenza que aparece en la película, ya que lo considera fundamental para pensar la problemática habitacional de lxs inquilinxs, donde se ubica el movimiento del que forma parte. “Cuando empezamos con la organización, hace trece años, lo que notábamos justamente era la vergüenza que producía el ser inquilino, lo que significaba tener que solicitar una garantía para poder alquilar. Digo, la pertenencia a un colectivo, a un grupo social, a un centro cultural, a un local político, se podía ver interrumpida si uno manifestaba una realidad como es la de ser inquilino y necesitar una ayuda de un garante, de una garantía propietaria para poder alquilar”.

Luego, haciendo un poco de historia, recordó que “Argentina tuvo una tradición muy fuerte de regulación del alquiler de vivienda, a tal punto que, en junio de 1943, en el gobierno que derivó después en el peronismo, se congelan los alquileres. Esto se mantuvo durante muchísimos años, una protección muy fuerte del alquiler, prácticamente hasta 1976”.

A su vez, el referente de Inquilinos Agrupados se refirió a la información disponible en cuanto a la propiedad privada en nuestro país. “Hoy no tenemos ninguna información. Acá no se sabe el grado de concentración que hay de la tenencia de vivienda (...) Nos guiamos a veces por algunas informaciones que sacan los voceros del mercado, La Nación o Clarín, que dicen que en Puerto Madero hay nuevos inversores foráneos que llegaron y que compraron, pero el Estado no tiene absolutamente ninguna información, porque desde 1994, con la reforma constitucional, la propiedad privada es inviolable en Argentina. Ya no es más una propiedad en función social, como fue desde la Constitución de 1949 hasta los años sesenta, sino que ahora es inviolable”.

Por otra parte, también trajo al debate la potencia y la rapidez con la que el mercado inmobiliario se mueve en nuestro país, y en la Ciudad de Buenos Aires en particular: “En la Ciudad de Buenos Aires ya ocupó casi la mitad de la ciudad y, sobre todo, la mitad donde el Estado más inversiones hizo, más infraestructura, más seguridad, más iluminación, más parques públicos tiene”, como los barrios de Palermo, Belgrano o Puerto Madero. “Esos son los barrios del mercado, de los negocios. Los otros son los barrios del ‘Arreglate como puedas’”.

Concluyendo su participación, se refirió al lugar de las mujeres y a la importancia de la organización asamblearia: “También en el alquiler, en general, son las mujeres las que terminan yendo a discutir a la inmobiliaria. Eso muestra la importancia, el protagonismo absoluto y hegemónico que tienen las mujeres en la organización, y en todas las expresiones que nosotros también reconocemos y recogemos vinculadas a la vivienda desde Inquilinos Agrupados”. En cuanto a la organización asamblearia, resaltó que “la asamblea te permite escuchar muchas historias que tienen que ver con lo asociada que está la cuestión del trabajo, la cuestión de la educación de los hijos, la cuestión del acceso a los estudios o a la universidad, con la estabilidad de la vivienda. Lo cual nos confirma, todo el tiempo, que sin vivienda no se pueden ejercer los otros derechos tampoco”.

Ofelia Fernández, por su parte, comenzó su intervención planteando que “somos testigos de un tiempo político, social y cultural muy complejo, que es el de la deshumanización, que impide la posibilidad de dar algunas discusiones. Cuando hablamos de los grandes conflictos sociales, hablamos de la contraposición de las ganancias de un uno por ciento contra la calidad de vida del noventa y nueve por ciento restante”. En tal sentido, agregó que lo que siempre está en juego son los intereses específicos de cada sector, donde los de la minoría concentrada son intereses económicos, mientras que los de las mayorías populares son intereses vitales.

Asimismo, la legisladora porteña planteó que existe “una normalización y una resignación, que se relaciona con las dificultades para imaginar y proyectar futuro. Una especie de presente perpetuo, que tiene un fundamento económico. Al eliminarse la proyección de futuro se construye una vida de consumos inmediatos (...) Los proyectos de vida parecen tener al malestar como protagonista. La guita te importa más que la vida, porque la vida pasa a ser demasiado inmediata”. “Nos cuesta traducir los escenarios o vidas de cada persona a una discusión estructural para poder poner en tensión, en conflicto, esos intereses económicos concentrados con los de ese noventa y nueve por ciento restante”, subrayó.

Con respecto a la problemática de la vivienda, Ofelia hizo hincapié en la centralidad del alquiler como problema. “Hoy la pesadilla habitacional más urgente son los alquileres, que tienen una ventaja en términos de la estrategia que podamos darnos, porque son un tema transversal. La dificultad que presenta afrontar un alquiler atraviesa a todas las clases sociales, desde los sectores populares a los medios altos, porque los alquileres representan un porcentaje altísimo del ingreso de las personas”. Esta transversalidad de la problemática, sin embargo, albergaría una posibilidad de organización y lucha: “No debería ser tan difícil imaginar un movimiento popular, ciudadano, en relación a los alquileres y al acceso a la vivienda”.

Por otra parte, señaló que “hoy vivimos un tiempo de concentración arriba y fragmentación abajo. Hay una fragmentación intencional en nuestros consumos, informaciones y diálogos, que pretende sostener esa concentración arriba. Romper con esto no es tarea fácil, es la manera de revertir la situación actual. Independientemente de la dinámica institucional y política –y el acompañamiento o no de proyectos–, lo único con lo que podemos contar (...) es con la organización comunitaria, es nuestra única manera de combatir la idea de concentración y poder encontrarnos con otros y otras”.

Finalmente, realizó un breve análisis sobre el lugar de los medios de comunicación en la construcción de nuestra realidad: “La manera de sostener la fragmentación es con dispositivos de poder mediáticos, aunque no solamente. Son buenos para sostener la fragmentación mediante la construcción de estigmas que te permiten pensar como enemigo al que va a ser desalojado”.

El cierre del encuentro trajo nuevamente las reflexiones de Rodríguez Francisco, quien ha trabajado en profundidad el problema de los desahucios en España. La periodista y guionista resaltó nuevamente la importancia de la organización comunitaria para dar batalla al mercado inmobiliario, dado que en las asambleas las personas se encuentran e intercambian información a la vez que plantean sus problemas, recibiendo apoyo y acompañamiento de sus pares. Al respecto, considera que en España la organización colectiva ha funcionado y ha logrado frenar una gran cantidad de desahucios. “Es fundamental poner sobre la mesa la discusión sobre el derecho a la vivienda. Por detrás de los problemas habitacionales están las multinacionales, las transnacionales, los fondos de inversión. ¿Cómo nos enfrentamos a este partido inmobiliario donde se entretejen muchos otros poderes, como el poder mediático que demoniza a las víctimas? Es fundamental que haya gente comprometida en las instituciones, pero necesitamos como un actor fundamental de esta lucha a los movimientos sociales”.

Para finalizar, la guionista de En los márgenes sostuvo que organizar asambleas desde los barrios es la única solución para dar la batalla por la vivienda. “Organizar el tejido social y mantenerlo es fundamental, porque como decía Eduardo Galeano: mucha gente pequeña en lugares pequeños, haciendo pequeñas cosas, puede cambiar el mundo. Eso no lo debemos olvidar nunca, porque somos el noventa y nueve por ciento, aunque nos quieran aplastar”.

Conseguí tu entrada

RESERVAR

Suscribite a nuestro newsletter