Filmoteca en vivo: Deliciosos márgenes

En septiembre, la Filmoteca en vivo de Fernando Peña invita a conocer la obra de Manuel Romero, en una propuesta enmarcada en el lema Deliciosos márgenes, que guía la programación de Cine en el Kirchner durante todo el mes.


Agenda

Viernes 2, 19 h: Noches de Buenos Aires, de Manuel Romero
Sábado 3, 17 h: Las luces de Buenos Aires, de Adelqui Millar
Sábado 3, 19 h: Mujeres que trabajan, de Manuel Romero
Viernes 9, 19 h: Ven… Mi corazón te llama, de Manuel Romero
Sábado 10, 17 h: El cañonero de Giles, de Manuel Romero
Sábado 10, 19 h: Fuera de la ley, de Manuel Romero
Viernes 16, 19 h: Carnaval de antaño, de Manuel Romero
Sábado 17, 17 h: Un bebé de París, de Manuel Romero
Sábado 17, 19 h: La vida es un tango, de Manuel Romero
Viernes 23, 19 h: Gente bien, de Manuel Romero
Sábado 24, 17 h: Radio bar, de Manuel Romero
Sábado 24, 19 h: Una luz en la ventana, de Manuel Romero
Viernes 30, 19 h: Yo quiero ser bataclana, de Manuel Romero


Las proyecciones no requieren reserva de entradas: el ingreso es por orden de llegada hasta agotar la capacidad de la sala. Una vez comenzada la función no se permitirá el ingreso a la sala.

Por consultas sobre entradas e ingresos, escribir a: [email protected]


Programación

Noches de Buenos Aires

Manuel Romero, 1935. Argentina. 75’.

 

Las luces de Buenos Aires

Adelqui Millar, 1931. Francia, Estados Unidos. 85’.

 

Mujeres que trabajan

Manuel Romero, 1938. Argentina. 87’. Este film multiestelar y multitemático contiene una serie de tramas alegremente superpuestas, contrastadas y finalmente resueltas con la misma soltura con la que se plantean. El resultado fue una de las comedias más exitosas de Romero y también una de las que mejor trató la crítica. Parte de ese éxito se debió a la incorporación de Niní Marshall con su personaje Catita, que hizo aquí su debut en el cine tras haber triunfado en la radio. Los títulos explicitan de manera bastante atípica que la actriz fue responsable de los diálogos de su personaje.

 

Ven… Mi corazón te llama

Manuel Romero, 1942. Argentina. 89’. Este es uno de los muy pocos films que protagonizó la cantante Elvira Ríos, que fue una de las máximas estrellas internacionales de la canción mexicana (y lo fue hasta el extremo de aparecer cantando en el superclásico La diligencia de John Ford). Aquí interpreta a una mujer atrapada en una banda de fulleros que usan un dancing para ocultar sus actividades ilegales. Es muy curioso el personaje de Roldán, habitual villano romeriano, que aquí hace un personaje positivo aunque con matices: admite valerse de su posición destacada en el periodismo para poder hacer carrera en la política denunciando pavadas. En ese tipo de apuntes –que tienen una vigencia casi paranormal– es donde puede advertirse la agudeza con que Romero sabía mirar nuestra sociedad.

 

El cañonero de Giles

Manuel Romero, 1937. Argentina. 69’. El humor de Romero actualizaba las viejas recetas de Mack Sennett en su tono grueso, en su gusto por los cómicos que hacían un arte de la caricatura de arquetipos y en la alegría subversiva con que ridiculizó la pretensión, la hipocresía y la autoridad, lo que generó curiosas esquizofrenias: los títulos de El cañonero… agradecen el apoyo brindado por la policía, pero uno de sus personajes más festejados es un comisario fanático del club de fútbol de su pueblo, que mete presos a los hinchas rivales y los obliga a vivar a su equipo a rebencazos. La gobernación de la provincia de Buenos Aires amenazó prohibir el film y Lumiton negoció un acuerdo que incluyó la realización de un film que mostrara “de manera clara y eficaz el funcionamiento de la institución policial en su lucha contra el crimen, y hacer de dicha producción un exponente del grado de perfeccionamiento que ha alcanzado la policía de la provincia". Eso exactamente debió ser Fuera de la ley, pero…

 

Fuera de la ley

Manuel Romero, 1937. Argentina. 90’. Un comisario incorruptible debe enfrentar a su propio hijo criminal en este policial fundacional de Manuel Romero, realizado por presión de la policía bonaerense. Como Romero era un auténtico creador popular y anárquico, logró dar tal vuelta de rosca a su forzada apología, que la transformó en todo lo contrario. Las principales virtudes del film son el carismático José Gola y la fotografía de Gerardo Huttula, preservada milagrosamente en la copia original que se exhibe.

 

Carnaval de antaño

Manuel Romero, 1940. Argentina. 86’. En la línea de otros films suyos de esta época, como Los muchachos de antes no usaban gomina, este film evoca los orígenes del tango en la Buenos Aires. Y de manera análoga a La vida es un tango, narra una historia de triunfo y caída. La gran diferencia es que la protagonista de esa trayectoria terrible esta vez es una mujer, interpretada por Sabina Olmos. Pero en Romero el drama nunca viene solo: un contrapunto cómico entre Parravicini y Sofía Bozán funciona para recordarnos que el drama –o incluso la tragedia– puede no ser un capricho del destino sino de las personas y que muchos bailan al ritmo que quieren.

 

Un bebé de París

Manuel Romero, 1941. Argentina. 76’. Reunión cumbre: Enrique Serrano y Paulina Singerman. Quizá la mejor comediante del cine argentino, Singerman hizo para Romero la mayor parte de su breve filmografía. Secundada a la perfección por Serrano, el film le permite algunos de sus mejores momentos cómicos en una serie de escenas en que debe fingirse loca para poder ser internada y simular un embarazo sin ser descubierta. Romero no oculta el origen teatral de la obra, pero le imprime a las situaciones y a los intérpretes una velocidad digna del mejor Howard Hawks.

 

La vida es un tango

Manuel Romero, 1939. Argentina. 87’. A través de los encuentros y desencuentros de la pareja Sabina Olmos – Hugo del Carril, el director y autor Manuel Romero compone una estilizada historia del tango canción, desde su nacimiento en los cafetines hasta su irrupción en Europa luego de la primera guerra mundial. Un elenco irremplazable, un ritmo frenético y ese tono alegre y melancólico a la vez que Romero era capaz de imprimir a sus películas más sentidas, hacen de La vida es un tango un referente insoslayable para comprender una época que se ha ido para no volver.

 

Gente bien

Manuel Romero, 1939. Argentina. 85’. Romero dedicó una fuerte zona de su filmografía a las comedias sobre los prejuicios y pretensiones de clase, consciente de que su público era mayormente popular y miraba a la aristocracia desde afuera. Su villano preferido para esos menesteres era Enrique Roldán, especialista en interpretar hipócritas y mentirosos muy bien educados, que en este film acumula maldades desde antes de empezar la acción. Para su víctima, la joven Elvira, seducida y abandonada con un hijo, la contención no estará en la familia de gente bien que la educó sino entre la buena gente, esa mezcla tan romeriana –o romería– de proletarios, marginales y artistas, que saben lo que es sufrir y no juzgan ni condenan, a diferencia de casi todos los personajes que tienen una cierta posición.

 

Radio bar

Manuel Romero, 1936. Argentina. 83’. Con su característica energía, Romero edifica un sistema de simetrías con parejas que se arman y se desarman en esta revisa musical que contiene todos los géneros populares del momento. Como era su costumbre, el director disimula el minúsculo presupuesto disponible con una extensa lista de figuras de probada eficacia y dispara temas musicales a la velocidad de una ametralladora. Además del elenco “serio” nada menos que cuatro grandes cómicos de alternan vertiginosamente a lo largo del film: Olinda Bozán y Marcos Caplán interpretan a dos frustrados aficionados al bel canto, mientras Héctor Quintanilla y Carlos Enríquez contrastan sus respectivas fisonomías como dos empresarios competidores llamados Garay y Mendoza. En medio del torbellino resultante, los observadores atentos podrán detectar fugazmente al joven Aníbal Troilo integrando la orquesta de Elvino Vardaro.

 

Una luz en la ventana

Manuel Romero, 1942. Argentina. 72’. Entre las muchas figuras esenciales de nuestro cine que debutaron con Romero hay que contar, un poco a su pesar, al gran actor español Narciso Ibáñez Menta. Contratado por Lumiton por su ya enorme trayectoria y prestigio, Ibáñez Menta planteó un argumento próximo a los de los clásicos melodramas exóticos que había protagonizado Lon Chaney en el cine mudo: un hombre desfigurado confía en encontrar la cura para su mal mediante el sacrificio de otro. Pero Romero no termina de creerse el argumento y arma el film en un tono cómico cercano al que luego popularizaron Abbott & Costello cuando enfrentaban a Drácula, Frankenstein o al Hombre Lobo. De paso, Romero reanudó las hostilidades con la policía de la provincia y volvió a ridiculizarla en una escena en que torturan con tremendos chorros de agua fría al personaje de Severo Fernández, que les reclama: "¡Peleen con ideas, no con agua, cobardes!".

 

Yo quiero ser bataclana

Manuel Romero, 1941. Argentina. 80’. Los coqueteos de una vedette (Barrié) con un millonario (Roldán) aseguran el estreno de una compañía de revistas pero complican las relaciones entre sus integrantes. Romero establece otro de sus característicos sistemas de amores y traiciones paralelas con personajes pensados para funcionar como arquetipos, y lo pone al servicio excluyente de Catita, improbable corista que finalmente alcanza su momento de gloria bailando una versión personalísima de La muerte del cisne. Juan D’Arienzo realiza la más sustanciosa de sus poquísimas apariciones cinematográficas, soportando toda clase de bromas sobre su música y hasta sobre su aspecto “de muerto de hambre”.

Fecha

2 - 30 septiembre 2022
Finalizado

Hora

17:00 - 19:00

Ubicación

Sexto piso. Sala B
Categoría