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“La sucesión de imágenes que van apareciendo me indican el camino a seguir y el relato a construir”

Artes Visuales

La exhibición fotográfica Ciudades. Sueño y distopía, curada por Julieta Escardó, Gabriel Díaz y Francisco Medail, reúne obras de más de treinta artistas argentinxs que recorren distintos espacios de la gran metrópolis retratando desde rincones desconocidos hasta calles transitadas, grandes edificaciones y su convivencia con otras arquitecturas. Además, evidencian las diversas maneras de circular en este paisaje urbano,  sus protagonistas y los conflictos que atraviesan esta relación. En una búsqueda por entender cuál es el futuro de nuestras ciudades, la muestra nos propone reflexionar acerca de posibles horizontes alternativos.

Entrevistamos a Gabriel Diaz, fotógrafo y unx de lxs curadorxs de la exposición, para adentrarnos en su obra y acercarnos a su proceso creativo.


¿Cómo modificó la pandemia la manera de vincularnos con la ciudad?

Mi interés por fotografiar en las calles de Buenos Aires comienza en el año 1990. Empecé retratando a los niñxs en la calle, el desamparo, su deambular por la ciudad. Esa forma cruel de habitar en la intemperie.

Veinte años después retomé la mirada hacia la ciudad, ya desde una nueva perspectiva, con más distancia –física y afectiva–, más analítica y menos dolorosa, en principio. Esta etapa hace foco en las formas de vida en la ciudad, en las fachadas de las viviendas, en el hábitat, qué nos cuenta de la sociedad y su transcurrir en este “infierno que formamos estando juntos” la casa que hace de refugio y a la vez de barrera para ese afuera que asusta.

¿Cuál es el disparador de tus obras?

Fue justamente ese límite, esa frontera que nos separa del afuera, del estar bajo techo o a la intemperie. Lo primero en lo que reparé fue en las formas de seguridad, cámaras, garitas, alambres de púas, que protegen y también aíslan. Una mirada sobre el tener y el dejar de tener. Sobre estar adentro o estar afuera. También me interesa el vínculo de los habitantes con la naturaleza, cómo interactuamos, cómo necesitamos su presencia en la ciudad y a la vez cómo la cercenamos hasta desaparecerla.

¿Cómo es tu proceso creativo?

Mi forma de trabajo no siempre es la misma: intento ir a tientas, descubriendo en el andar cuál es el foco; dejo que la sucesión de imágenes que van apareciendo me indiquen el camino a seguir y el relato a construir. Pocas veces parto de un título o idea y después genero las imágenes. Trabajo en forma intuitiva y casi de improvisación en lo que refiere a la toma. El trabajo de edición es también intuitivo, pero tiene muchas instancias de cambios, sobre todo en la selección y los agrupamientos. Este trabajo sobre el paisaje urbano requiere mucha paciencia y espera. De hecho ya llevo catorce años fotografiando para este proyecto Hábitat, aunque intuyo que ya estoy terminando. También en este punto creo que es el paso del tiempo y las imágenes los que me indicarán cuando concluye.

¿Desde qué enfoque se posicionan tus obras?

Las obras exhibidas en esta muestra son parte de un diálogo temporal entre el 2010 y la pospandemia, del devenir de una casa (El chalet de Vicente López) y un árbol (El ciprés de Avenida Crámer). El estudio es sobre un proceso que se denomina gentrificación: la especulación inmobiliaria que avanza sobre algunos sectores urbanos, desplazando a sus habitantes para reemplazarlos por otros, más poderosos y con mejores negocios.

La segunda parte de la serie fue hecha en blanco y negro y en pandemia. Confirmó la hipótesis: una ciudad que va demoliendo su historia, expulsando a sus habitantes hacia la periferia o a la intemperie. Construcciones hechas escombros para, en este caso, avanzar sobre el río, para construir más ciudad y anular un poco más la convivencia con la naturaleza.

Cuando fotografiaba el Chalet de Vicente López, hace doce años, pensaba en El Eternauta, esa frágil construcción desde donde se organiza la resistencia a la invasión (¿extraterrestre?). Cuando llegó la pandemia, muchas imágenes me recordaban el libro de Oesterheld. Al volver a fotografiar los mismos lugares, ya no estaban ni el chalet ni el ciprés ni su historia ni sus habitantes. Quizás ahora estén proyectando/construyendo otra forma de vida para los nuevos pobladores, los nuevos conquistadores.

¿Tenés alguna ciudad, pueblo, barrio preferido en Argentina?

A pesar de lo dicho y de mi indignación con las conductas humanas, me apasionan las ciudades, especialmente Buenos Aires, que con todas sus limitaciones, contradicciones y aberraciones también es la tierra –cemento, mejor dicho– donde nací, donde vivieron mis ancestros y donde, creo, habitaran mis hijxs. Hay un vínculo amoroso y tan esencial que hace difícil imaginar eso que llaman destierro.


La exhibición Ciudades. Sueño y distopía puede visitarse hasta el domingo 26 de marzo, de miércoles a domingos de 14 a 20 h en las salas del quinto piso.

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