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La Iglesia católica argentina: una historia política para comprender el país

Debates, Noticias, Proyecto Ballena

Horacio Verbitsky y Rosendo Fraga conversaron en el Centro Cultural Kirchner sobre la historia política de la Iglesia católica argentina. Por Marco Teruggi


El periodista Horacio Verbitsky y el historiador y analista Rosendo Fraga participaron de la sexta jornada del Festival Democracia e Imaginación Política en América Latina de Proyecto Ballena– para debatir sobre la historia política de la Iglesia católica argentina. La actividad se realizó a sala llena en La Cúpula del Centro Cultural Kirchner, con la participación de los periodistas Pablo Caruso como moderador y Luciana Bertoia como expositora previa a la intervención de Fraga y Verbitsky.

“El rol que la Iglesia tiene en el terrorismo de Estado lo motiva para escribir la historia que tuvo la Iglesia en la historia argentina”, explicó Bertoia al presentar el recorrido del trabajo de investigación realizado por Verbitsky. La periodista especializada en derechos humanos realizó un repaso por las obras del director de El Cohete a la Luna en esa materia, como los libros El vuelo, de 1995, El silencio, del 2005, Doble Juego y la Historia Política de la Iglesia católica compuesta de cuatro tomos.

“¿Por qué la Iglesia, que no había sufrido ningún atentado de las organizaciones político-militares de izquierda y sí tenía caídos entre sus víctimas, se compromete de manera tal de prestar un espacio como lugar de detención? ¿Y por qué la Iglesia argentina, a diferencia de lo que fue la Iglesia en Chile, en Brasil, incluso en Uruguay, no funciona como un lugar de contención de los perseguidos, sino como el lugar de azote?”, fueron algunas preguntas que, contó Bertoia, motivaron las investigaciones del periodista para explicar la “mancomunión entre la dictadura y las autoridades eclesiásticas”.

Un diálogo entre investigadores

“Tendría otra mirada si no lo conociera, si uno lee los libros aparece un actor implacable, cuando uno conversa con él visualiza cosas que en la escritura no aparecen (…) Hay un patriotismo muy importante”, afirmó Fraga sobre Verbitsky al tomar la palabra. “Rosendo y yo hemos publicado más de veinte libros cada uno, nos hemos dedicado a investigar, desde posiciones distintas, pero a investigar, a tratar de establecer cómo fueron los hechos, a aportar información que sirva al resto de nuestros compatriotas para entender mejor el país en el que vivimos”, dijo, por su parte, el director de El Cohete a la Luna.

“Tomaría como punto de partida 1890 y como punto de inflexión, 1943”, sostuvo Fraga para comenzar a comprender la historia de la relación entre la Iglesia y las Fuerzas Armadas. Verbitsky, al analizar ese mismo período, se refirió primero a la confrontación entre el expresidente Julio Argentino Roca y “la Iglesia Apostólica Romana” que se oponía a la ley de Educación universal, gratuita, obligatoria y laica, y luego al “reacercamiento del liberalismo con la Iglesia católica” a inicios del siglo XX.

“La burguesía argentina no logra crear un partido que la represente dentro del juego democrático. Entonces, la Iglesia católica comienza una tarea sistemática, persistente, inteligente, de cooptación de las FFAA para convertir a las FFAA en ese partido ausente que la burguesía necesita y no tiene. Y ese es el origen del golpe de 1930, del primer golpe militar del siglo: hay un trabajo previo de los capellanes militares”, explicó Verbitsky.

El golpe de Estado de 1955

La conversación se centró luego en la relación entre la Iglesia y los gobiernos de Juan Domingo Perón hasta el golpe que derrocó al presidente: “Ese episodio fundamental de la historia argentina que es el golpe de 1955, que a mi juicio no es un golpe militar, es un golpe eclesiástico: el golpe del 55 lo organiza la jerarquía eclesiástica, con su Acción Católica, sus comandos civiles, con el acopio de armas dentro de los templos, de los colegios religiosos, con la impresión de los panfletos”, señaló Verbitsky.

“La Iglesia juega un papel, sin lugar a dudas, y es cierto que la conspiración es una conspiración de retirados; hay uno solo en actividad que es [Pedro Eugenio] Aramburu, que fracasa en la unidad que va a sublevar”. “Fue una sublevación militar reducida, acompañada por la iglesia y muchos sectores más”, señaló Fraga.

El diálogo continuó sobre los años siguientes al golpe contra el gobierno de Perón, el silencio ante los fusilamientos de la dictadura; el crecimiento, explicó Verbitsky, de un movimiento dentro de la Iglesia “que se vincula con el movimiento obrero, con los movimientos de liberación nacional”; hasta el Cordobazo en 1969, cuando “el Episcopado entra en pánico (…) retrocede y vuelve a un rol tradicional de alianza con las clases tradicionales, dominantes, y entra en conflicto con el Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo”.

El golpe de Estado de 1976

A continuación, los investigadores se centraron en uno de los puntos clave: el golpe de Estado de 1976. “La Argentina es el único país donde el Episcopado asume una posición parecida a la del Episcopado español durante la guerra civil, que es lo que se llama el ‘nacional catolicismo’ (…) Hay contradicciones internas, líneas internas, pero lo que prevalece es eso. Y se da la enorme paradoja de una jerarquía alineada con la dictadura que, a su vez, persigue a sacerdotes, a laicos, a militantes católicos que están involucrados en la acción revolucionaria”.

Según Fraga, en ese golpe “la Iglesia acompañó, no es ni la que organizó, ni dio razones, acompañó”. Una aseveración sobre la que Verbitsky afirmó que “acompañó dándole una justificación teológica, con documentos (…) como el de mayo del 76, donde dice que no puede pretenderse que la represión sea químicamente pura cuando está corriendo sangre en las calles, y permanentemente está justificando en la defensa del occidente cristiano la represión de la dictadura”.

¿Por qué la cúpula eclesiástica tomó ese rol? “Estaban aterrados ante la guerrilla y el comunismo, sentían que era una cuestión de vida o muerte, la teología es la lucha del bien con el mal, y ellos sentían que eran el bien y las fuerzas revolucionarias eran el mal. En consecuencia, las FFAA debían ser el brazo armado del bien para derrotar al mal, y ellos eran el ángel de la guarda que apoyaba la fuerza del bien”, afirmó el director de El Cohete a la Luna.

Pensar el presente

El diálogo concluyó con un análisis del presente, relacionado a la figura del Papa Francisco y sus años en Argentina bajo la mirada de Verbitsky, con Fraga señalando cómo “la clase dominante es muy anti-Bergoglio” y profundizando acerca de las relaciones políticas de la Iglesia argentina hoy: “la relación de la Iglesia católica y –llamémosle– la clase dominante no digo que está rota, pero está sumamente debilitada (…) Hoy en día las clases dominantes siguen siendo antiperonistas, aunque parezca un anacronismo, en la política argentina hoy kirchnerismo-macrismo es lo más parecido a peronismo-antiperonismo que tenemos respecto a las décadas anteriores”, afirmó Fraga.

Finalmente, al analizar las FFAA en la actualidad, ambos investigadores se refirieron a los tiempos nacionales e internacionales. “Hay un contexto internacional muy complicado en lo ideológico, en lo político, especialmente en el mundo occidental. Si tomo la Argentina en forma aislada, te digo ‘no hay problema’, ‘es un tema del pasado’; ahora, reconozco que estamos en un mundo complicado y que hay un giro a la derecha muy marcado en el mundo occidental”, señaló Fraga. Verbitsky, por su parte, analizó el “impacto” en Argentina” de ese movimiento de derechas, así como de algunos de sus ideólogos, como el estadounidense Steve Bannon.


Desde la convicción profunda de que la democracia argentina necesita de este tipo de diálogos para repolitizarse, vitalizarse y expandirse, el Festival Democracia e Imaginación Política en América Latina se lleva adelante en el Centro Cultural Kirchner, el Centro Cultural Borges, la Casa Patria Grande, el Museo del Cabildo y la Casa del Bicentenario. Las actividades continúan esta semana hasta el día de cierre, el domingo 28 de mayo, con el objetivo de reflexionar en colectivo, abrir preguntas y apelar a la imaginación política imprescindible en estos tiempos.

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