Viernes de Favio

Cine en el Kirchner presenta Viernes de Favio, un ciclo enmarcado en el homenaje a Leonardo Favio que se realiza a diez años de su partida. Se presentan tres películas del aclamado director: Este es el romance del Aniceto y la Francisca, de cómo quedó trunco, comenzó la tristeza y unas pocas cosas más…; Aniceto; y Perón. Sinfonía del sentimiento.


Agenda

Viernes 2 de diciembre, 19 h: Este es el romance del Aniceto y la Francisca, de cómo quedó trunco, comenzó la tristeza y unas pocas cosas más…, de Leonardo Favio
Viernes 9 de diciembre, 19 h: Aniceto, de Leonardo Favio
Viernes 16 de diciembre, 16 a 22 h (con intervalo): Perón. Sinfonía del sentimiento, de Leonardo Favio


Las proyecciones no requieren reserva de entradas: el ingreso es por orden de llegada hasta agotar la capacidad de la sala. Una vez comenzada la función no se permitirá el ingreso a la sala.

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Programación

Aniceto

Leonardo Favio, 2008. Argentina. 82’. En este ballet cinematográfico basado en Éste es el romance del Aniceto y la Francisca, de cómo quedó trunco, comenzó la tristeza y unas pocas cosas más…, Aniceto es un hombre solitario que vive con su gallo en un pueblito de Mendoza. Francisca es una chica ingenua que llega al lugar en busca de trabajo. Se conocen y se enamoran. Parece un sueño, pero termina en pesadilla cuando aparece la enigmática e irresistible Lucía, su nueva vecina.

 

Perón. Sinfonía del sentimiento

Leonardo Favio, 1999. Argentina. 346’. Homenaje monumental de casi seis horas que repasa la historia del movimiento peronista, centrado en la figura de Juan Domingo Perón.

 

Este es el romance del Aniceto y la Francisca, de cómo quedó trunco, comenzó la tristeza y unas pocas cosas más…

Leonardo Favio, 1966. Argentina. 75’. Historia de una seducción y enamoramiento entre dos personas de un pueblo en la provincia de Mendoza: Aniceto y Francisca, una chica decente y dulce. Pero Aniceto también seduce a alguien más, una enigmática e irresistible vecina. En palabras del crítico Fernando Martín Peña: “En Este es el romance…, lo único que escapa a la rigurosa síntesis expositiva es la longitud de su título. El drama del film se inicia (o, en términos de Favio, ‘la tristeza comienza’) precisamente durante la representación de una compañía teatral itinerante, que el realizador filma en un extenso plano secuencia con la cámara fija desde el centro ideal de la platea, como se filmaba en  los comienzos del cine. La obra representada tiene personajes maniqueos y está hecha con evidente precariedad, pero su compendio de arquetipos delata algunas recurrencias importantes en las ficciones populares argentinas: el mal encarnado en la riqueza y el poder; la intervención activa de lo fantástico; las invocaciones religiosas; y hasta la relativa impotencia de los protagonistas, sobre todo de los protagonistas masculinos, para tomar decisiones que tengan algún peso sobre el curso ya definido de los acontecimientos. Al terminar la obrita, el Aniceto –que no es malo pues no es rico ni poderoso– queda literalmente cautivo de la bella Lucía al sentir su mirada antes de verla y, una vez que la ve, ya no habrá vuelta atrás. Enseguida, una inquietante sucesión de primeros planos alterna la mirada voraz de Lucía con el rostro inocente, espiritual de la Francisca. Como los arquetipos de la obrita, aunque de manera menos maniquea, Favio construye un contraste entre carne y espíritu que define la perdición del Aniceto. Se ha escrito mucho sobre el modo en que el film se aparta del lenguaje clásico, pero quizá deba agregarse que esa ruptura no tiene ninguna importancia en sí misma sino en función del tono del relato que la justifica. En los films de Favio el punto de partida nunca es la voluntad de ruptura, no hay ningún a priori teórico ni un sistema programático para experimentar con la forma; ni se trata de producir un distanciamiento con el espectador mediante la evidencia de los artificios del lenguaje. Por el contrario, Favio se vale desprejuiciadamente de cualquier elemento o recurso formal que considere adecuado para involucrar emocionalmente al público en un efecto preciso que es siempre de orden narrativo. Cuando Favio decide hacer un plano general que abarca completo el bailongo La Cienaguita, no lo hace para evidenciar virtuosismo técnico sino para mostrar al Aniceto en relación con los otros parroquianos y la expectativa amorosa que lo hace quedarse de pie, sosteniendo durante todo el plano la mirada de Lucía que está sentada en diagonal, al otro lado de la pista de baile. Si luego corta a un primer plano del rostro del Aniceto, evitando el plano medio, no es para hacerse el moderno sino porque ese rostro expectante es la continuación narrativa emocionalmente lógica de aquél cuerpo visto en el plano general. En ese contexto, un plano medio reflejaría un compromiso emocional menor, cuando lo que se quiere comunicar es que el Aniceto está dominado por un metejón infernal. En tanto poeta, es evidente que para Favio ese metejón, aunque se trate de un estado espiritual de su protagonista, importa tanto o más que cualquiera de sus peripecias exteriores y por lo tanto debe narrárselo con igual o mayor intensidad. Las acciones no son tan importantes en este film como sus consecuencias anímicas. Al comienzo, el Aniceto es herido en una pelea, va a la cárcel y algo después es indultado, pero esos hechos son secundarios en relación al dolor de la Francisca, al vínculo amoroso que los mantiene unidos aunque estén separados y a la expectativa de la libertad que finalmente deviene reencuentro. Todo se sucede vertiginosamente: la pelea está sintetizada en un principio de discusión que no se oye, una puñalada y el rostro sufriente del Aniceto; la cárcel es un largo muro; el reencuentro es una toma en picado desde cierta altura que los ve abrazarse. En off, los protagonistas leen breves fragmentos de presuntas cartas que proporcionan la información indispensable. La interioridad aparece ratificada en un uso ejemplar de la elipsis narrativa, que vuelve impreciso el transcurrir del tiempo, expresa ciertas situaciones por contraste (como las respectivas soledades de la Francisca y el Aniceto una vez que él inicia su relación con Lucía) y es el único recurso formal que Favio utiliza a lo largo de todo el film. Suele decirse que Este es el romance... es un film moroso, de largos planos mayormente fijos, pero eso tampoco es exacto. Por el contrario, la cámara se mueve casi constantemente, en general para realizar travellings de virtuosa precisión y toda la zona inicial del film se desarrolla con un marcado dinamismo. Como corresponde al relato, el largo plano fijo comienza a imponerse recién cuando Aniceto se queda progresivamente solo, tras perder primero a la Francisca, enseguida a Lucía y finalmente al Blanquito, el gallo de riña que es casi su confidente. Los tres son inalcanzables, como queda ratificado en la última escena, cuya fatalidad trágica ha sido anunciada desde el comienzo de la tristeza, desde que el Aniceto quiso más de lo que pudo”.

Fecha

2 - 16 diciembre 2022
Finalizado

Ubicación

Sexto piso. Sala A
Categoría