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Episodio 1: “La guerra del cerdo”, por Ricardo Strafacce

Diarios - Julio/Agosto 2020 - Relato de un náufrago

Debates, Diarios

Diarios - Julio/Agosto 2020 - Relato de un náufrago

“Algunos viejos no se cuidan en lo más mínimo. Casi se diría que provocan”, escribió Adolfo Bioy Casares. ¿Hasta qué punto la vejez es una provocación para las políticas contemporáneas? Entre el cuidado y el descuido, entre lo personal y lo político, Ricardo Strafacce construye una guerra silenciosa que se puede ver por televisión y casa por casa.

 

Algunos viejos no se cuidan en lo más mínimo.
Casi se diría que provocan.
Adolfo Bioy Casares

I. La bolsa o la vida

Prefiero empezar con Pappo y sus entrañables octosílabos de garage (“Hay hordas de chicos malos / con sus camperas de cuero / metales brillan al sol / y anuncian el mundo nuevo”) que con la sádica prosa de Madame Lagarde (“Los ancianos están viviendo demasiado y eso pone en riesgo a la economía global. Tenemos que hacer algo y ya”).

Ahora se niega que Lagarde haya dicho eso. Y se argumenta que la frase se adapta demasiado bien al coronavirus como para no pensar que le fue atribuida ex post facto. Es decir, ahora, en 2020.

Esto no es verdad: no sé si efectivamente Lagarde pronunció esa frase porque no la escuché sino que la leí. Pero si no la pronunció y la atribución es falsa, lo fue hace poco más de un año, en marzo de 2019, cuando era Directora-Gerente del fmi y el ministro Dujovne se sacaba fotos con ella como el niño abanderado junto a la Directora de la Escuela.

En cualquier caso, la cuestión no tiene demasiada importancia. Basta escuchar a cualquiera de los economistas que se pasean a toda hora por la tv (hablan como la encarnación misma de la sabiduría, nadie se atreve a interrumpirlos) para entender que lo que estos “expertos” quieren oxigenar no son los pulmones de los infectados sino los sistemas previsionales. A fin de cuentas, se dicen entre ellos, ¿qué función cumple toda esa gente que consume y no produce?

II. Mi cuarentena

Yo ya estaba en cuarentena desde antes. El 19 de agosto de 2019 entré a la clínica con un tumor maléfico. Estuve internado tres meses.

Inesperadamente, el problema más grave no fue el tumor (a pesar de que la operación consistió en una auténtica carnicería que la pericia extraterrestre del cirujano llevó a buen puerto) sino una neumonía intrahospitalaria que me tuvo un par de semanas al borde del abismo.

A fines del año pasado anduve en tratos con un respirador.

III. Sobredosis de T.V.

La producción de este programa no acostumbra exigirle la exhibición de título habilitante a los médicos que invita. Los médicos invitados tampoco pueden exigírselo a los periodistas.

–A partir de mañana cualquier persona podrá retirar dinero de los cajeros aunque no sea suyo.

–Wiñazki no pudo ver a la sobrina (Majul mandó condolencias).

IV. La vida hecha bolsa

Es curioso: para quienes conducen los programas de noticias la palabra de los economistas vale más que la de los médicos, aun en medio de la pandemia. Sólo les falta exclamar -algunos se salen de la vaina- ¡Viva el Producto Bruto aunque yo perezca!

Primera evidencia que mostró la peste: el capitalismo es una religión. Una religión que exige sacrificios humanos. El espectáculo que ofrecen esos ex ministros o ex legisladores septuagenarios (que ya dieron todo lo que tenían para darle al capital concentrado, que le hicieron al país todo el daño que pudieron, que no tienen ningún futuro político y que se aseguraron no solo el holgado pasar propio sino el de dos o tres generaciones de sus descendientes) que exigen el levantamiento de la cuarentena en bien de la economía es asombroso. Más aún: no es verosímil. De acuerdo. Pero ninguna religión lo es.

V. Mi cuarentena

La primera vez que, después de dos meses y medio de estar acostado, en la clínica me pusieron de pie necesité ayuda de la kinesióloga para llegar, penosamente, a la puerta de la habitación. Pensé que las piernas, o la cabeza, se habían olvidado de cómo se caminaba. En realidad, se trataba de una gran pérdida de masa muscular derivada de tanto tiempo de inmovilidad.

De a poco, pude empezar a salir al pasillo, cargando esa especie de mástil en el que flamean las bolsas con la mediación y siempre acompañado. Cada vez caminaba un poco más firme y más lejos y ese se fue convirtiendo en el mejor momento de mi día. Esperaba ansioso a la kinesióloga y si se demoraba de la hora que había anunciado me ponía ansioso. Pensaba que cuanto más caminara más cerca estaría de la salida de la clínica.

El razonamiento era poéticamente correcto. Desde el punto de vista médico, no tanto. Faltaba ajustar algunas otras cosas.

VI. Sobredosis de T.V.

El permiso para el paseado de mascotas no incluye a los gatos.

–Lady Macbeth se lavaba las manos. Poncio Pilatos se lavaba las manos. Usted no puede ser menos.

–Wiñazki no pudo ver a la sobrina (Leuco mandó condolencias).

VII. La bolsa o la vida

“El vicegobernador de Texas, Dan Patrick, causó polémica después de asegurar que los abuelos de América tendrían que estar dispuestos a arriesgar su salud para hacer resurgir la economía en medio del brote de coronavirus. Patrick aseguró durante una entrevista en Fox News que hay abuelos, como él, dispuestos a sacrificar sus vidas para salvar la economía de Estados Unidos. ‘A mí nadie me ha preguntado si, como ciudadano senior, estoy dispuesto a jugarme mi supervivencia a cambio de mantener América tal y como es para nuestros hijos y nuestros nietos. Porque mi respuesta es que sí, que estoy dispuesto’, aseguró Patrick quien tiene 69 años”.

El Capitalismo es una religión. Una religión que exige sacrificios humanos.

VIII. Mi cuarentena

Además de las destrezas del cirujano, la médica clínica y todos los que actuaban a su mando fueron cálidos y eficaces. Hicieron todo más fácil.

Pero quienes estuvieron conmigo cada minuto de cada hora de los noventa y cinco días que estuve internado fueron las enfermeras y enfermeros. Fue emocionante saludarlos y agradecerles cuando concurrí a la primera consulta después de la externación. Me sentí orgulloso de que me recordaran.

No sé –ni me interesa− quiénes son los dueños de la clínica.

IX. Sobredosis de T.V.

–Milei: “Esta crisis supera todo lo que yo soñé en la vida. Es total, inédita, definitiva: perfecta.”.

–Espert: “El virus es público; las vacunas son privadas”.

–Wiñazki no pudo conocer a la sobrina (Feimann mandó condolencias).

X. La vida hecha bolsa

La Constitución Nacional emplea siete veces la palabra propiedad. Propiedad nacional (arts. 4, 17, 75), propiedad provincial (art. 125), propiedad comunitaria (art. 75) y propiedad a secas (arts. 14 y 17). En este último caso, se refiere al derecho real de dominio regulado en el Código Civil y Comercial y a otros derechos de carácter patrimonial de los que gozan los particulares. Pero la expresión Propiedad Privada es totalmente ajena al ordenamiento jurídico argentino. No está en la Constitución, ni en los Códigos, ni en ningún lado. Su uso proviene del doblaje al castellano de las series y películas norteamericanas.

El 19 de junio de 2020 en algunos lugares del país tuvo lugar una manifestación “en defensa de la propiedad privada”. ¿Una manifestación en defensa del american way of life?

XI. Mi cuarentena

El 23 de noviembre salí de la clínica sin el tumor, con quince kilos menos y dos prohibiciones absolutas (tabaco y alcohol).

Los primeros días bajé a la calle con un bastón y, en mi casa, tenía el celular permanentemente a mano: a pesar de que les había porfiado a mis hijas que podía arreglarme solo, temía caer al suelo y no tener fuerza para reincorporarme; o, simplemente, no poder levantarme sin ayuda de la silla donde estaba sentado o de la cama.

En cualquier caso, soy consciente de que “la saqué barata”. Me libré de la radioterapia y hasta de la quimioterapia; me siento bien. Quedó como secuela -que quizás desaparezca alguna vez cierta dificultad para pronunciar la “r”. Fuego amigo: “tanto criticar a Cortázar y ahora hablás como él”.

XII. Sobredosis de T.V.

–Aquellos a quienes se les haya secuestrado el vehículo pueden solicitar la restitución del mismo ofreciendo cumplir la cuarentena personalmente en la playa de infractores. Llevar silla.

–Paradójico: lo más peligroso es el estornudo pero el estornudo no es síntoma.

–Wiñazki no pudo ver a la sobrina (Nelson Castro mandó condolencias).

XIII. La bolsa o la vida

El “cacerolazo” como forma de protesta tuvo su origen en los barrios acomodados de Santiago de Chile en 1973 durante el gobierno de la Unidad Popular que presidía Salvador Allende y su descarada finalidad fue pedir el derrocamiento del presidente constitucional por los militares, cosa que finalmente ocurrió.

Llamarlo cacerolazo era, por cierto, notoriamente inexacto. Además de cacerolas, se golpeaban sartenes, planchas, cubiertos, palos de golf, llaves de automóviles importados, picanas caseras, cualquier cosa.

Lamentablemente, en la Argentina se ha copiado esta práctica de tan nefasta memoria.

XIV. Mi cuarentena

Poco a poco empecé a hacer pie. A mediados de marzo ya había recuperado la mitad de los kilos, caminaba quince cuadras diariamente y arranqué con el taller de lectura (Aira/Puig, un grupo los jueves y otro los sábados). Tuve dos encuentros con cada grupo. El sábado 14 de marzo decidí suspender. La cuarentena ya se percibía en el aire y una semana después la anunció el Presidente.

En estos días de aislamiento es inevitable que a uno lo visiten ciertos recuerdos recientes. Si el virus hubiera aparecido cuando yo estaba internado…

Lo cierto es que ahora, más que en un grupo de riesgo estoy frente al pelotón de fusilamiento. Tengo que cuidarme. Sería injusto que después de tanto pelearla me volteara esta gripecita.

XV. Sobredosis de T.V.

–La prohibición de tocarse la cara no incluye al pelo. El contagio se produce por la boca, la nariz o los ojos. Por las orejas no porque no forman parte de la cara.

–Pichetto rima con Magnetto. En las redes sociales ya circulan coplas chuscas y trabalenguas.

–Wiñazki no pudo ver a la sobrina (Lanata mandó condolencias).

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